España, que este año ha recuperado el nivel de producto interior bruto (PIB) de 2007 (el año previo a la crisis), aún tardará tres ejercicios más, hasta fines de 2020, en alcanzar el volumen de empleo de entonces, según el escenario macroeconómico aprobado ayer por el Consejo de Ministros. Según esta previsión, España necesitará 13 años para recuperar los 20,5 millones de ocupados que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), había en el país al cierre de 2007.

Sin embargo, esto no significará que la economía española vaya a lograr resolver totalmente el problema del paro dentro de tres años. A fines de 2020 -y pese al éxodo de desocupados al extranjero en los últimos ejercicios- aún habrá 2,57 millones de parados, según dijo ayer el Gobierno. Esta cifra, aunque será inferior en casi 1,7 millones a los desempleados del primer trimestre de este año, seguirá siendo el 33,3% superior a los algo menos de 1,93 millones de fines de 2007. La tasa de paro bajará, según este vaticinio, del 18,75% actual al 11,1% a fines de 2020, pero aún seguirá lejos del 8,6% en que cerró 2007.

El Gobierno elevó también ayer en tres décimas su pronóstico de crecimiento económico para este año y lo situó en el 3%, el rango análogo en el que ya lo habían situado la autoridad fiscal independiente (Airef). La nueva previsión se mantiene, no obstante, una décima por debajo de la del Banco de España, que prevé un avance del 3,1%.

La mejora de la previsión de crecimiento del PIB sólo se traducirá en una caída adicional del paro de una décima en este ejercicio. En marzo, cuando el Gobierno aún barajaba un aumento del PIB del 2,5% (que luego revisó al 2,7% y ahora al 3%), el ejecutivo pronosticó una tasa de desempleo a fin de año del 16,6% de la población activa y ahora, pese a la intensificación del crecimiento en medio punto, pronostica cerrar el ejercicio en el 16,5%.

Luis de Guindos, ministro de Economía, atribuyó estos hechos a la extraordinaria dureza de la crisis por la que ha atravesado España (y otros muchos países), sin parangón, dijo, desde 1959.

La esperada desaceleración del crecimiento español se traslada al año que viene: el Gobierno pronostica un avance del PIB del 2,6% en 2018 (cuatro décimas menos), que aún se atenuará más en 2019 (2,5%) y 2020 (2,4%).

Factores externos

El ministro de Economía, Luis de Guindos, atribuyó el crecimiento actual a la mejora de la competitividad española pero admitió la gran influencia de factores externos como la recuperación de la UE y de los países a los que exporta España y el beneficioso tipo de cambio del euro hasta su reciente repunte alcista. También el petróleo, los tipos de interés en el 0% de la eurozona, la expansión monetaria y el turismo internacional contribuyen a una economía como la española, muy expuesta a esos factores. En el cuadro macro del ejecutivo se aprecia que los factores que le han permitido corregir al alza su pronóstico de marzo son la inversión (incluido el repunte del sector de la construcción, que aportará 2 puntos de PIB más que en 2016) y el sector exterior.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dio por seguro que España cumplirá el objetivo de déficit este año y los próximos, pese a que el Gobierno aprobó aumentar el techo de gasto para 2018 en el 1,3%, hasta los 119.834 millones. El PSOE y Podemos reiteraron su negativa a respaldarlo en el parlamento mientras Ciudadanos lo condiciona a que se rebajen impuestos. Montoro confirmó que estudia para ello nuevas desgravaciones en el IRPF. También dijo que abordará con los sindicatos una posible mejora salarial para los funcionarios.