El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por Banco Popular el año pasado se cerró el viernes con la salida de 2.592 trabajadores, tres semanas después de que la entidad fuera sometida a un proceso de resolución y, posteriormente, vendida a Santander. En un principio la entidad anunció su intención de reducir la plantilla total del banco, que ascendía a unos 14.935 empleados, en unas 2.900 o 3.000 personas, lo que suponía un 20% del total de trabajadores. Esta cifra quedó finalmente reducida a 2.592 empleados, el 17% del total. Las negociaciones para ajustar la red tras la venta a Santander no han arrancado todavía.