Es la boca del mundo. El hambre de China no puede saciarse con sus sobreexplotados Mar Amarillo o Mar Oriental, y ni siquiera con el imponente Pacífico. "Su industria pesquera se convirtió en víctima de su propio éxito, con un crecimiento extraordinario" que resecó sus caladeros más próximos, como resume el experto Zhang Hongzhou, del Rajaratnam School of International Studies (RSIS) de Singapur. Así que Pekín decidió empezar a subsidiar lo que llaman la long distance fleet (flota de larga distancia) para encontrar los recursos "en todos los mares del mundo". El objetivo es imitar la estrategia que ejecutaron los empresarios gallegos a partir de los años sesenta con los arrastreros congeladores y buques factoría, primero, y las sociedades mixtas y filiales, después. Pero a lo grande, a lo chino. Solo en el último año y medio Pekín se ha comprometido a invertir 865 millones de dólares (760 millones de euros) en la construcción de megabases logísticas para que sus buques reduzcan costes de desplazamiento y puedan aprovechar la red portuaria mundial que, según una investigación de Mercy A. Kuo y Jim Coke, ha devorado más de 40.000 millones de recursos públicos del coloso asiático.

Bagamoyo (Tanzania), Habamtota y Kyaukpyu (Myanmar), Dar es Salaam (Tanzania) o Libreville (Gabón) son solo algunos de los puertos en los que China ha ejecutado o comprometido la construcción de dársenas con espacio para la carga y descarga de pescado. Pero es en los caladeros más importantes de la flota gallega donde ha recalado ahora su chequera. "La expansión china viene siendo un riesgo desde que comenzaron con la política expansionista en la que están, que se ha acelerado en la última década y está catalizada por billones de dólares en forma de subsidios". Habla Francisco Blaha, consultor pesquero independiente y uno de los mayores expertos en pesca ilegal del mundo. El coste es el siguiente: 6.000 millones al año en subvenciones, equivalente a un reparto de 16 millones de euros al día. Solo para el sector pesquero. "China sigue siendo la nación con el mayor número de barcos y la peor performance como Estado responsable de abanderamiento", agrega Blaha. Tiene barcos en 93 países, y más de la mitad de las naves que superan los 25 metros de eslora son chinas.

N'Diago (Mauritania), Prabis (Guinea Bissau), Montevideo y Rocha (Uruguay) son los últimos proyectos portuarios confirmados e impulsados en apariencia por empresas de capital privado. Como Hailisheng Group, de la provincia de Zhoushan, que acudió de mano del alcalde a la ciudad costera de Rocha para amarrar un proyecto que incluye puerto y astillero de reparaciones que "va a prestar servicios de reparación a todos los barcos que estén en el Atlántico Sur". Hay al menos 260 barcos que faenan pota ( illex argentinus) de manera irregular frente a las aguas de jurisdicción argentina. Los tres que Hailisheng llevará a Uruguay de inicio ( Abigail 1, 2 y 3) se harán en China. Todos tendrán servicio de descarga, abastecimiento y reparación en La Paloma (puerto de Rocha, a 228 kilómetros de Montevideo) y en la propia capital (con dos bases, la de Puerto Capurro y Punta Sayago). "Una base logística es lo que podríamos haber impulsado las pesqueras gallegas si estuviésemos unidas, pero no es el caso", lamenta un empresario vigués, que prefiere no aparecer citado. Y se refiere al proyecto de Shandong Baoma para Punta Sayago, que será una zona franca con exenciones fiscales.

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Éxito exterior

El plan expansivo de Pekín ha dado resultado. Su flota, que en el año 2010 estaba por debajo de la española (gallega, en su mayoría) en volumen de capturas, dio el vuelco en 2014 y 2015. Según los datos de la FAO este escenario se reprodujo en la Antártida, el Atlántico y el Pacífico sudoccitenal. En el primer caso los barcos de bandera española declararon capturas de 666.000 toneladas en 2010, y ninguna en 2015; China pasó de faenar 1.946 toneladas a más de 35.000 en el mismo periodo. En el Atlántico sudoeste, que descubrió (licencias aparte) Pescanova en los años 60, la flota española pasó de 120.600 toneladas en capturas (sobre todo merluza, rape, rosada y cefalópodos) a 132.453 en el mismo año; la china dio un salto abismal, de 37.100 a casi medio millón de toneladas. Todos los buques pesqueros con bandera de España tendrían que dedicar medio año de trabajo para alcanzar el volumen de capturas que logran los chinos solo en este reducto del Atlántico.

Aquí se excluye la producción de la mayoría de los arrastreros, fresqueros y palangreros de Namibia, Angola y Sudáfrica, que suelen operar bajo sociedades mixtas y bandera local. Es el caso de Pescanova, Iberconsa, Pereira o Mascato, por mencionar a las compañías más relevantes. En el Pacífico sudeste China duplicó sus capturas en el último lustro, hasta las 357.000 toneladas; España también, pero solo hasta las 15.800. El resumen es ilustrativo. En 1970 el gigante asiático (que ya lo era entonces, con 820 millones de habitantes) declaraba una producción pesquera de 2,16 millones de toneladas, por 1,4 millones de España; en 2015 China superó las 46 millones de toneladas, y los barcos españoles se quedaron en 1,2. Según el estudio de Zhang Hongzhou, "la pesca es muy importante para la economía china. El valor total de la industria alcanzó los dos trillones de renminbis, mil veces más que a finales de los 70. Equivaldría a 130.000 millones de euros, dos veces el PIB de Galicia, algo menos del 10% del de España.

La colonización

En paralelo a la flota de larga distancia (bandera china) está la compra de empresas consolidadas y con cuota alrededor del mundo. Sus holdings, casi siempre públicos, cuentan al menos con 25 participadas en Argentina, Perú, Namibia, Senegal, Mozambique, Portugal... En España la industria china entró con fuerza con la compra de la conservera Hijos de Carlos Albo. Esta estrategia, al contrario que la expansión de la flota, es bien recibida en casi todos los casos. Por ejemplo en Argentina, donde posee firmas de relevancia como Altamare (exfilial de Pereira), Chiarpesca y, sobre todo, Arbumasa. Jorge Frías, secretario general de la Asociación Argentina de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca, admite "cierto recelo" a la entrada del capital chino en el sector pesquero del país "por la trayectoria e historias que se le imputan alrededor del mundo, con ese carácter de acaparar todo un sistema".

Pero Frías no quiere "asustarse". "Es positivo el hecho de que los chinos, siendo compradores, han sabido aprovechar distintas especies que los argentinos desperdiciábamos". El portavoz de los capitanes, una institución en el mundo pesquero argentino, revela también "una agitación de empresas españolas como oferentes a ser compradas por capitales chinos", y cree que los problemas de relevo generacional propiciarán más compras asiáticas de compañías locales. "Con las empresas que ya están aquí no hemos tenido mayores problemas, esperamos que sea así en el caso de que haya un desembarco masivo de China como extractora de pesca en Argentina".

A los más de 1.500 millones de habitantes que tendrá China dentro de cinco años (ahora suma 1.370 millones) le harán falta 70 millones de toneladas de pescado al año; la población crece y el Gobierno de Pekín está decidido a duplicar su clase media. De acuerdo a la China Society of Fisheries la "adquisición" de productos pesqueros por persona aumentó en casi nueve kilos en solo cinco años. Los números anticipan que todavía quedan muchos tentáculos que desplegar al mayor país del mundo.