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La acuicultura genera por primera vez más ventas a Pescanova que la pesca extractiva

El cultivo aporta el 43% del total de ingresos

Desde la izq., Ignacio González (CEO), Jacobo González-Robatto (presidente) y Miguel Ruiz Gallardón (secretario del consejo de administración), ayer en la junta de accionistas. // FdV

La propensión por domesticar la vida salvaje existe desde que el hombre se hizo sedentario hace miles de años y aprendió a criar bueyes o cabras. Los barcos nunca amansaron la mar por completo, pero los chinos ya empezaron a criar carpas en depósitos rudimentarios hace 5.500 años ("dadme dos peces y llenaré cualquier estanque", Fan-Li), práctica que derivó en la acuicultura moderna. La misma que acaba de superar por volumen de ingresos al negocio tradicional en Pescanova, la otrora multinacional de los cien barcos (ahora tiene 72). El año pasado la actividad de pesca salvaje aportó a la compañía 418,7 millones de euros, el 39,5% del total, frente a los 454,7 millones del segmento de cultivo (42,9%). Se adelanta así Pescanova en cinco años al vaticinio de la FAO, que fija para 2021 la fecha en la que la acuicultura superará a la pesca de captura a nivel mundial.

Este cambio de paradigma en la compañía se produce a pesar del buen rendimiento de su flota gracias a la campaña histórica de langostino en Argentina y las buenas capturas de merluza. De hecho solo la pesca cerró el ejercicio en positivo, con una aportación de 12 millones al resultado neto, frente a las pérdidas de 4,6 millones del segmento acuícola. Las pérdidas totales del grupo alcanzaron los 36,76 millones de euros, sobre todo por amortizaciones de deuda. Las ventas alcanzaron los 1.060 millones, un 5% superiores a las de 2015, casi idénticas a las de 2014 e inferiores a las de 2011 (ya corregidas) en 300 millones de euros. Las cuentas anuales, aprobadas ayer por la junta y a las que ha tenido acceso FARO, recogen un Ebitda (beneficio bruto de explotación) de 68 millones, como avanzó este periódico en su edición del 20 de abril.

"La compañía ha resuelto la delicada situación patrimonial y está avanzando en el camino de la tan esperada normalidad", valoró el presidente, Jacobo González-Robatto, según difundió Pescanova en una nota. Aunque la empresa cerró el año con un patrimonio negativo de 27 millones de euros, éste se elevaría a los 110,8 en positivo si se tuviese en cuenta el efecto de la ampliación de capital (aprobada el 19 de abril), con la que rebajó su deuda en un 35% y que allanó el camino para la aprobación de un plan estratégico a 2020. El acuerdo con la plantilla de las factorías de Chapela y O Porriño para un nuevo convenio hizo el resto.

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Pescanova prevé empezar a construir los primeros barcos a final de año e inaugurar el centro de I+D acuícola de O Grove el año que viene, aunque en 2016 hizo pequeñas inversiones en las granjas de langostino vannamei y en la reforma de instalaciones productivas y barcos (tienen una edad media superior a los 30 años). La marca, su gran baluarte durante el periodo concursal, ha sido valorada en 64,35 millones de acuerdo con el Relief from Royalty Method. Las carteras de clientes (otro activo inmaterial), por último, tienen un valor conjunto de 5,3 millones.

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