En febrero de 2015 el desconocido fondo de inversión neoyorquino Broadbill Investment Partners afloraba una participación de algo más del 3% de Pescanova Sociedad Anónima ( vieja Pescanova), la antigua matriz de la pesquera que en diciembre del mismo año traspasaría todo el negocio comercial a Nueva Pescanova, en manos de los bancos acreedores. El papel de Broadbill fue muy proactivo en la disputa abierta entre ambas sociedades y permitió que los minoritarios retuviesen el 20% de la pesquera pese al evidente pataleo de las entidades financieras. Nunca perdonaron el gesto. A Broadbill sí porque compaginaba su papel como accionista de la Nueva y vieja Pescanova; a socios de relativa trayectoria como Carolina Masaveu o Iberfomento nunca les llegó el perdón. Esta semana, coincidiendo con el regreso al parqué de la otrora matriz, Broadbill decidió abandonar el capital.
El fondo de inversión representado por Kurt Lageschulte mantenía hasta el miércoles el 11,564% del accionariado tras ejecutar sucesivas compras en el llamado mercado gris (de operaciones especiales) mientras la acción seguía suspendida en los cauces habituales. Fuentes próximas a la empresa cifran en algo menos de 60.000 euros la inversión para hacerse con 3,3 millones de acciones; acaba de venderlas con plusvalías de más de un millón de euros. Su salida coincide con la de Masaveu, quien también entró en la vieja Pescanova durante su proceso concursal. En su caso obtuvo ganancias de más de 800.000 euros; había invertido en el 7,133% de la empresa poco más de 5.000 euros.
La doble operación deja a Pescanova SA sin sus dos principales socios de referencia (Manuel Fernández de Sousa mantiene el 7,5% pero sus acciones están embargadas). Fuentes conocedoras de las negociaciones en Bolsa admiten que es un "misterio" saber quién se ha hecho con la participación de ambos accionistas (juntos sumaban casi el 19% de la empresa), mientras que desde el G7 (Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, CaixaBank, BBVA y UBI Banca) niegan haber ejecutado compras para mejorar su posición en Nueva Pescanova. El único activo de la vieja matriz es una participación del 1,6% en la multinacional pesquera, cuyos planes de futuro pasan por salir a renta variable en 2019 o encontrar en el mismo plazo un socio "con vocación de permanencia". Hasta ayer la capitalización bursátil de Pescanova SA era de 12,6 millones de euros; el mercado calcula un valor a largo plazo de Nueva Pescanova de 1.000 millones.
La desinversión de Broadbill Investment Partners, que continúa como accionista del holding, se traducirá de forma inmediata en la dimisión de su representante en el consejo, Luis Martín, quien consiguió el puesto gracias al apoyo de Sousa. El abogado ya ha transmitido al empresario vigués sus intenciones, como pudo saber FARO. La vieja Pescanova deberá ahora convocar una junta para aprobar las cuentas de 2016 (la auditora ha puesto salvedades) y reorganizar su gobierno en función de quién es ahora el principal accionista. De momento es una incógnita.
