La venta del Popular al Santander, dada la enorme vinculación de la entidad en Galicia por la presencia del Pastor -segundo banco en la comunidad- es "una mala noticia" para el presidente de la Xunta. "No hay duda, no hay otra forma de calificarlo", aseguraba Alberto Núñez Feijóo tras la reunión semanal del Consello. Lo único positivo, según el jefe del Ejecutivo autonómico, es la tranquilidad para los ahorradores, ya que ninguno perderá "ni un euro".

"Todas las demás noticias no son buenas para los trabajadores ni para los accionistas en España y Galicia, que perdieron su capital. Y no creo que haya otra forma de verlo porque lo demás sería ocultar la realidad", apuntó. Feijóo incide en el "doble castigo" que la operación supone para muchos empleados, que ven "en duda" su trabajo y la pérdida de dinero por su condición de accionistas.

Aunque el presidente gallego deja claro que las competencias de la Xunta en esto son "cero", pedirá a los compradores "sensibilidad" ante los más de 2.000 trabajadores que suma con el Popular en la comunidad por "la importancia histórica" de la mano del Pastor. "Les vamos a pedir que hagan las cosas con altura de miras", dijo, en referencia a ese impacto multiplicado por dos en su caso. "Espero que en el Santander, uno de los grandes bancos del mundo, esa sensibilidad tenga una especial incidencia", confía, por el temor en la gran duplicidad -110 oficinas- en la localización de la red.

Feijóo parece más tranquilo ante el difícil futuro de la Fundación Barrié, que pierde el 2% que le quedaba en el accionariado del banco. Su teórica fuente principal de ingresos. Tras una conversación con José María Arias Mosquera, presidente de la entidad, Alberto Núñez Feijóo asegura que la entidad tiene "garantizada" una inversión anual del alrededor de 7 millones -en 2015 fueron casi 9- para los próximos 12 años gracias a alquileres inmobiliarios, especialmente al Popular. "Es evidente que, dado el margen, hay tiempo para orientar y reorientar esa cifra", concluye.