-¿Lo esperable?

-Tenía muy mala pinta. A veces el mercado especula con un valor, pero cuando tiende a cero la expectación es mala, más con las continuas caídas que llevaba el Popular. El mercado estaba descontando un rescate que, en las condiciones actuales, que ya no son las de antes, les hace perder todo. Lo que sí me sorprende es el precio de compra a un euro.

-El Santander ya ha dicho que hay que meter 7.800 en provisiones.

-Evidentemente. La gente no puede confundir que la operación se hace con la entrega de un euro. Se pagan más de 7.000 millones porque, si no se ponen, el banco no va a poder seguir operando.

-¿Cómo es posible que suceda esto con un banco que pasó los test de estrés europeos?

-Los test de estrés recogen un escenario bastante exigente y, si los pasas, tienes una situación de solvencia razonables. Es verdad que el Popular fue el que los pasó peor. Los test simulan un conjunto de elementos complejos que afectan a la entidad en base a una valoración de activos y si las provisiones son suficientes. Según esas valoraciones es sobre lo que se hace el test. En todo caso, la realidad es que si los pasas no debería quebrar en los siguientes seis meses.

-Los accionistas, ¿son los grandes perjudicados?.

-Los accionistas, los titulares de preferentes, de bonos convertibles y de deuda subordinada. Vuelven a aparecer los instrumentos de capital que fueron noticia hace no mucho con las cajas. Aunque en ese caso la quita fue parcial y aquí total. Se analizan las pérdidas de la entidad y se resta el capital para absorberlas.

-¿Podría desencadenar una oleada de reclamaciones?

-No lo tengo tan claro. La verdad es que vivimos en un mundo en el que de todo se hace una demanda. Pero existe un proceso de resolución de entidades. El BCE dice que la entidad no es viable y hay unas normas que cumplir. ¿Se podría amparar en la gestión negligente de la entidad? También es complicado. El Popular tiene mucho ladrillo, pero también otros, y, a diferencia de Bankia, aquí no hay una ampliación de capital en la que se pueda apelar a un engaño en las cuentas.

-¿Cuánto pierde Galicia con la desaparición del Pastor?

-Hay que valorar varias cosas y se gana, de hecho, en varios aspectos. Los ahorradores, por ejemplo, tienen ahora el dinero en una entidad más solvente. No hay que olvidar que los depósitos están garantizados hasta 100.000 euros. Y una entidad en esta situación no puede operar igual. Ahora, el sistema financiero gallego, y así se ha demostrado, pierde sin entidades propias que tienen aquí trabajadores cualificados o realizan obra social como la Fundación Barrié.

-? Y la implicación con el tejido productivo.

-Sí. Lo hemos visto en Abanca, que tiene ahora fondos específicos para aspectos como la inversión en capital riesgo para apoyar start-up gallegas. Las entidades más globales no tienen la misma identificación social e identitaria con la región.

-¿Pasará factura la concentración del sector?

-El sector ya está lo suficientemente concentrado. Hay bastantes estudios que demuestran que las entidades, aunque sean pocas, siguen compitiendo entre sí. Pero en España estamos acostumbrados a que los oligopolios tengan pactos o acuerden precios y eso daña al consumidor