El Fondo Monetario Internacional y el Eurogrupo no llegaron a un acuerdo sobre el alivio de la deuda griega al término del tercer rescate (el vigente desde 2015), como exige el Fondo, y se han dado de plazo hasta la cumbre del 15 de junio.

Sin un acuerdo entre estos acreedores, Grecia no aplicará los recortes adicionales a los que se acaba de comprometer para ejecutarlos en 2019 y 2020. Pero lo más perentorio es que, con independencia de lo que haga Grecia, sin un pacto entre FMI y los ministros del euro (Eurogrupo) Atenas no podrá recibir el segundo desembolso del tercer rescate (7.000 millones) y esto implicaría que Grecia incurrirá en impago por los vencimientos de deuda a los que debe hacer frente en julio.

El ministro español de Economía, Luis de Guindos, dio por hecho que ese escenario (que podría desencadenar una tormenta sobre el euro y los países más endeudados del área, como España) no ocurrirá. La CE proclamó ayer que Grecia ha cumplido sus compromisos y que ha asumido un gran sacrificio, por lo que ahora, dijo, deben ser el FMI y los países del euro los que, por responsabilidad, faciliten el acuerdo.

Los acreedores tienen discrepancias sobre cómo hacer sostenible la deuda griega: el FMI considera que la actual es impagable y que se le debe aligerar al menos con alivio de los tipos de interés y los plazos de amortización. Los socios europeos, sobre todo Alemania, insisten en que esto se hará después de que termine el actual rescate, y sólo si es necesario.