Treinta meses o, lo que es lo mismo, dos años y medio. Es el plazo que tendrá Barreras para entregar el minicrucero de lujo que el astillero vigués está negociando con la armadora Dolce Cruise Management Ltd una vez se produzca la puesta en vigor del buque, todavía pendiente. Fuentes de la factoría confirmaron a FARO que las discusiones con la naviera están "muy avanzadas" tras resolver la financiación y los avales para la operación, pero aún falta "la firma del contrato definitivo" y el "primer ingreso" que determina la entrada en vigor del contrato. El barco, de más de 170 metros de eslora, será el primer crucero de expedición y ultralujo que se construirá en la ría de Vigo y en Galicia, uno de los segmentos de flota que más ha crecido en los últimos años pero también de los más complicados desde el punto de vista técnico y de calidad.

Las mismas fuentes señalaron que "no hay ningún obstáculo" en la operación, encarrilada, pero insistieron en que el buque todavía no está en vigor. Barreras ya tiene atada la financiación, en la que participa la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), y los avales, con el apoyo del Instituto de Crédito Oficial (ICO), según ha podido saber este periódico. El pasado viernes, responsables del astillero vigués se desplazaron a Madrid para firmar un "avance" en el esquema de financiación, pero quedan flecos para la puesta en vigor del buque, como la firma del contrato definitivo y el primer pago.

Una vez se produzca este primer hito, Hijos de J. Barreras, el mayor astillero privado de España, tendrá 30 meses de plazo para construir y entregar el buque. El contrato incluye una "opción de compra" para el armador de un segundo y hasta un tercer barco, aunque todavía se está en una fase muy prematura. "Hablar de eso ahora es hablar de música celestial", reconocieron desde la factoría. La oficina técnica de Barreras lleva más de un año trabajando en el proyecto de un buque que será muy singular y representa la apertura del naval gallego a un nuevo segmento con una alta demanda de buques y unas exigencias en cuanto a calidades y diseño muy elevadas.

El mercado de cruceros es por ahora un coto casi exclusivo de las factorías europeas, con exponentes como Meyer Werft (Alemania), Meyer Turku (Finlandia), STX France (Francia), Fincantieri (Italia), Lloyd (Alemania), Brodosplit (Croacia), Vard (Noruega y Rumanía) y Uljanik (Croacia), entre otras. Detrás del proyecto de Barreras estarían el alemán Lars Clasen, ex jefe de la naviera germana AIDA Cruises y propietario de A-ROSA; un fondo de capital riesgo norteamericano y el prestigioso grupo de hoteles Marriott-Ritz Carlton. De hecho, el barco sería la primera unidad de una nueva marca de cruceros de expedición de gran lujo, bautizada como Ritz Carlton Yacht Club, como avanzó este diario.

Las características del buque se han mantenido en secreto, pero tendría más de 170 metros de eslora (los más grandes del mundo, de la serie del Oasis of the Seas, alcanzan los 362 metros), 130 camarotes y 260 camas de capacidad, para expediciones con un público muy exclusivo (incluiría helicóptero, submarino, piscinas indoor y outdoor, spa, teatro, varios restaurantes, etc.). De cerrarse la operación en las próximas semanas, los primeros bloques del barco podrían comenzarse a construir a la vuelta de las vacaciones de agosto.