A más de 2.000 millas de distancia el jefe de máquinas de un arrastrero de Vigo apura sus últimos días a bordo. Se jubila con algo más de 55 años y una vida enharinado en hollín, haciendo fuerza contra el mar, controlando el runrún del marcapasos del barco. Junto a él navega el que será su sucesor; en NAFO no hay problemas para completar la tripulación. "Al contrario, hay gente anotada para pedir trabajo en todos los puestos", dice desde alta mar Roberto Sotelo, patrón del Río Caxil. Pero no pasa lo mismo en otros caladeros, y lo constatan en la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI). "No hay gente para cubrir la demanda en determinados puestos". Son nichos, oasis donde no llegó (o no se ha notado, o ya se superó) una crisis que lleva una década colmando colas del paro. Hay oficios que necesitan savia nueva y no la encuentran. La cifra: mil puestos, y la gran mayoría para el área de Vigo.

La luz roja la han encendido ya las actividades de naval, eólica, pesca extractiva o de componentes de automoción. "Tampoco podemos vender una grandísima recuperación de empleo porque no diríamos la verdad, pero hay oficios indispensables a los que no se ha incorporado personal en los últimos años". Se refieren en la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime) a matriceros y moldistas, por ejemplo, para el desarrollo de utillajes que permitan la producción de piezas industriales a medida. "Hay una reactivación leve de la actividad -expone el secretario general de esta patronal, Enrique Mallón- y esperamos un crecimiento del empleo este año de entre el 2 y el 3%". Será el primer avance desde que a España le despertó la burbuja; una recuperación para la que, parece, no se ha preparado. "Hay que tener voluntad para formarse y para formar", resume un empresario.

Las cifras de la industria

Dice la patronal que se necesitan más de 400 soldadores en Pontevedra (600 en toda Galicia) para tareas vinculadas a la automoción, construcción de grandes estructuras metálicas y naval. En este último sector la dificultad es evidente y "hay empresas auxiliares que saben que van a tener que fichar personal de fuera". En Vigo trabajan ya profesionales operarios de Portugal y Polonia, aunque no existe una cifra de a cuánto asciende esta masa laboral. Mario Cardama es director general de la centenaria Astilleros Cardama, y conoce esta escasez: "Las empresas a las que les adjudicamos trabajos a veces nos comentan la dificultad para encontrar profesionales competentes en algunos oficios".

Asime calcula que se necesitan otros 200 caldereros para estampación y troquelado de chapa, así como de nuevos materiales. Y hay más: se buscan unos 70 delineantes de metalmecánica, cuyas tareas están desarrollando en muchos casos ingenieros industriales por falta de mano de obra; más de 100 fresadores (hasta 80 para el área de Vigo), jefes de producción, ajustadores y electromecánicos, tuberos, torneros... Oficios de casi siempre en una situación como casi nunca. Mallón proclama la necesidad de programas de formación pública y privada. "Es algo vital para nosotros".

Son las diez de la mañana y en Cardama es la hora "sagrada" del bocadillo. El responsable de Proyectos y Desarrollo, Borja Cardama, explica que es la subcontrata la que, en función del trabajo y el plazo de ejecución, decide cuántos soldadores debe mandar al astillero en cada momento. Ahora construye un multipropósito para Senegal de 50 metros para tareas de salvamento, oil recovery o lucha contra incendios, que entregará en febrero del año que viene. Es viernes y hay no menos de una decena de soldadores vertiendo chispas. Desde Freire Shipyards hasta Metalships & Docks, pasando por Armón Vigo, Barreras o Vulcano, la carga de trabajo es la mayor en años, al igual que la demanda de profesionales operarios. Pero la ocupación de los más jóvenes está a años luz de hace unos años.

En 2009 había 65.200 ocupados menores de 34 años en la industria; ahora son 38.100. Es una reducción del 40%. En la franja de edad de mayores de 55 años la caída fue del 10,6%, tanto por destrucción neta de empleo como por las paulatinas jubilaciones. Solo para el metal y solo para cubrir el relevo generacional las empresas calculan que deberán contratar a 5.000 trabajadores hasta 2019. Este panorama no deja de ser un contraste con una tasa de paro del 17,4% en Galicia, del 18,7% en Vigo y el 25,4% en Ferrol. Y en esta última ciudad, por cierto, trabajaron en los últimos meses 700 personas de Portugal, Rusia o Polonia por falta de mano de obra, según los datos que aporta Enrique Mallón. Porque unos llegaron y otros -muchos de ellos soldadores- dejaron Galicia para recalar en la offshore o las grandes estructuras metálicas.

Salir a la mar

"Nosotros estamos haciendo esfuerzos por rejuvenecer plantilla y formar gente desde la propia compañía con promoción interna", constatan desde la dirección de la pesquera Grupo Profand, con actividad extractiva y de elaborados. Y eso que la mar fue un refugio para los desencantados (por fuerza) de la construcción. La ocupación entre los empleados de entre 45 y 54 años aumentó en 1.300 personas en los últimos ocho años (un avance del 19%); incluso entre los mayores de 55, los que a priori podrían jubilarse, creció el empleo en 1.100 personas en el mismo periodo (+30%). Pero hace falta gente. Rosa Vila, de la cooperativa viguesa ARVI, asiente: "Hay pocos titulados. Patrones, por ejemplo; tampoco hay mecánicos navales". Como hacen falta y la gente que está en paro no solicita estas para volver al mercado, el Gobierno elabora cada trimestre una lista de "ocupaciones de difícil cobertura". Frigoristas navales, cocineros de barco, engrasadores, mozos de cubierta, mecánicos de litoral...

Hasta se le complica la cosa a la gigante Pescanova. "Sí que existe complejidad a la hora de incorporar personal en el sector de la pesca", admiten en el cuartel general de Chapela. "La generación que hasta ahora faenaba se está jubilando y es difícil su reemplazo". La multinacional colabora desde hace años con el Instituto Marítimo Pesquero del Atlántico, con sede en Vigo, aunque muchos titulados "terminan decantándose por el transporte marítimo y de pasajeros en vez de por el mundo de la pesca". Y Enrique García, de Profand, añade una "dificultad" a mayores: "encontrar gente para las filiales en el extranjero". Si se echa un vistazo al staff de las filiales de las pesqueras de Vigo los apellidos gallegos son legión, vayas a Puerto Deseado (Argentina), Walvis Bay (Namibia) o Chinandega (Nicaragua). "No es fácil -admiten los empresarios- convencer a un trabajador para marcharse a 8.000 kilómetros".

Nuevas profesiones

Si hay dificultad para encontrar profesionales operarios de actividades tradicionales, ¿qué pasa con la nueva maquinaria? En Asime creen que se debería haber formado ya a trabajadores en robótica, automatización, fabricación aditiva (conocida por impresión en 3D), eólica marina o diseño asistido por ordenador. "Seguramente habrá que apostar más por la formación dual y adaptarla a su vez a las necesidades de las empresas gallegas", avanza Mallón. Al CEO de Cupa Group, Javier Fernández, también le cuesta encontrar personal que necesita. "Necesitamos colaboradores con alta competencia en inglés y/o francés y esa es precisamente la principal dificultad. Encontrar personal técnico y directivo (ingenieros, especialistas en marketing, comerciales, etc.) con dominio de estos idiomas es complicado".

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