El consejo de administración de Pescanova Sociedad Anónima (la vieja Pescanova) no cumplirá de inmediato el mandato de sus accionistas, que le facultaron a acudir a los tribunales para impedir la ampliación de capital de la compañía que heredó su negocio, Nueva Pescanova. Una operación que será definitiva este miércoles y tras la que los antiguos socios de la pesquera [entre los que están históricos como Manuel Fernández de Sousa, Alfonso Paz-Andrade o el fondo Luxempart] pasarán de tener un 20% de los títulos a un pequeño 1,63%. "La demanda no se presentará hasta después de la junta", confirmaron ayer fuentes de la empresa, que añadieron que "los abogados siguen trabajando" en su redacción. Otras fuentes próximas a la vieja matriz aseguran, no obstante, que todavía no se ha contratado a ningún despacho para emprender la batalla legal que anunciaron hace un mes en Redondela.

La ampliación de Nueva Pescanova se aprobó el 19 de enero por el consejo (con la abstención de los entonces dos representantes de la Sociedad Anónima, Fernando Herce y Alejandro Legarda) y está homologada en firme por el Mercantil de Pontevedra. Por este motivo fuentes jurídicas sostienen que la operación no podrá ser anulada a menos que la vieja Pescanova trate de impugnar la asamblea de esta semana. La junta validará un cambio estatutario ya que el capital social pasará de 12,18 millones a 147,6 millones de euros tras el canje del 35% del pasivo financiero. Ante esto el consejo tendrá dos vías de impugnación. La primera, por la aprobación de acuerdos "contrarios a la ley, a los estatutos o lesionen el interés social en beneficio de uno o varios socios o de terceros"; la segunda, por una acción de responsabilidad indemnizatoria.

Aunque desde la vieja Pescanova no han desvelado su estrategia, las declaraciones de sus exconsejeros en Redondela apuntan hacia el llamado crédito supersenior, que conllevaba un sobrecoste de 300 millones de euros en beneficio de los acreedores. Entiende la antigua matriz que fue "una operación realizada en un evidente conflicto de intereses" en favor de bancos y fondos de inversión, que dañó los fondos propios de Nueva Pescanova y, finalmente, perjudicó a 9.000 antiguos accionistas. El consejo de la SA asegura que se debería anular dicho crédito para evitar la ampliación de capital, que es la que daña sus intereses. En el momento en que la multinacional haya ejecutado el canje de deuda, el 1,63% con el que se quedará la vieja Pescanova del grupo valdrá, según sus cálculos, apenas tres millones. Representa apenas un 1% de la fianza civil subsidiaria impuesta por la Audiencia Nacional a la antigua cúpula para compensar las pérdidas que supuestamente causaron a los socios con su gestión.

En paralelo a esta dilución casi total está la propia actividad de Pescanova SA, que ingresó 104.000 euros en su primer trimestre fiscal (diciembre-febrero), y en su mayoría procedentes de la compañía que preside Jacobo González-Robatto. El objeto social de la antigua pesquera sigue siendo "la explotación industrial de todas las actividades relacionadas con productos destinados al consumo humano o animal", aunque ahora depende exclusivamente de lo que percibe de la empresa contra la que insiste en batallar dentro y fuera de un juzgado.