El 20 de septiembre de 2012 el Gobierno de la provincia argentina de Santa Cruz aprobaba el decreto de expropiación de la filial de Vieirasa, con siete barcos, una planta de procesado y otra frigorífica. Esa fue la primera vez que Eduardo Vieira estuvo a punto de perder el control de la compañía. Pero hubo una segunda, y de nuevo el empresario vigués ha evitado el desastre. El juez de lo Comercial número 25 de Buenos Aires, Horacio Francisco Robledo, acaba de aprobar la nueva propuesta de convenio presentada por Vieira Argentina SA, que fija una quita del 40% sobre los créditos y un abono de la deuda en ocho cuotas anuales. Sin el visto bueno del magistrado, plasmado en un auto del miércoles 5 de abril, la empresa se exponía a un cramdown o salvataje. En la práctica permite que una compañía ajena al proceso se haga con los bienes de otra en concurso.

"Ha demostrado [Vieira Argentina] tener interés en el procedimiento y voluntad de mejorar la oferta y/o superar los obstáculos que impidieron la homologación del acuerdo", dice el fallo del juez, al que ha accedido FARO. Vieirasa ya había logrado el plácet de los acreedores a una oferta anterior, pero cosechó el rechazo de la Fiscalía General y del juzgado Superior. Por este motivo quedaba abocada a un escenario complejo: convenio nuevo (tercera vía, en el argot jurídico local) o salvataje. Aquí ha actuado como aliada la administración concursal, representada por Martín Stupnik, que desaconsejó el cramdawn por los perjuicios que causaría a los acreedores y por el riesgo de "desguace" de la pesquera.

El salvataje

En un proceso como éste la empresa en concurso debe fijar una quita, pero en un salvataje la última beneficiaria puede aplicar la que le parezca, sin límite. Pero, ¿en qué consiste? Es un sistema asumido de la legislación norteamericana que se activa cuando el juez entiende que los propietarios han fracasado en su intento de reflotar la compañía. Es entonces cuando aparece una tercera dispuesta a salvarla, con el requisito de que sus dueños cedan antes todas las acciones. "Se supone que el tercero desea reemplazar a los anteriores propietarios, apropiándose del activo, a cambio de hacerse cargo del pasivo mediante el pago a los acreedores", explica el jurista Emilio Ramón Hurtado.

Vieira Argentina, como avanzó este periódico, reivindicó la "tercera vía" al entender que, desde la quiebra (agosto de 2012), había realizado "los mayores esfuerzos tendentes a paliar la grave situación económica y financiera que resultó de la expropiación de sus bienes". A día de hoy emplea a 369 personas y toda su flota está operativa, principalmente gracias a acuerdos de charteo (alquiler) con Newsan Foods o la coreana Arpepa. En los últimos casi cinco años abonó además casi 1,5 millones de euros (23,17 millones de pesos) a los acreedores privilegiados, primeros en la orden de pagos.

"Estamos frente a un concurso que lleva casi cinco años de tramitación", recuerda el juez Robledo, "el cual al principio tuvo que pasar por un proceso de expropiación [...] y que luego de ciertas contingencias judiciales comenzó un importante proceso de reactivación de la empresa en el año 2014". Por ese esfuerzo del empresario vigués considera "más conveniente recetar el camino de la tercera vía, siempre y cuando la mejora en la propuesta supere las críticas que ha merecido la propuesta originaria". Lo que hace el magistrado es modificar la propuesta de Vieira Argentina con las recomendaciones de la administración concursal, dirigidas sobre todo a actualizar el valor de los bienes y la deuda con la inflación.

El buque arrastrero Miriam, por ejemplo, fue tasado en el primer informe concursal en 3,3 millones de dólares. En enero del año pasado, y tras la preceptiva autorización judicial, se traspasó a Newsan Foods por 4,5 millones de dólares. "No se puede dejar de tener en cuenta que los activos en moneda extranjera [desde diciembre de 2015] se valorizaron en igual moneda en un 36,36% por lo menos", aprecia Stupnik. El Miriam, de 36,6 metros, está dotado de un sistema de tangones para la pesca de langostino, de ahí que este tipo de barcos se conozcan como tangoneros.