Patronal y sindicatos se han mostrado reticentes ante la idea del Gobierno de comenzar a diseñar la creación de un fondo de capitalización, la llamada mochila austríaca, que acumule aportaciones de toda la vida laboral del trabajador para actuar después como indemnización por desempleo. Tras el mandato parlamentario de esta semana para que el Gobierno cree este fondo de capitalización negociando con los agentes sociales, éstos se han mostrado "cautelosos" a copiar un modelo que aquí puede no funcionar y que supondría terminar con el actual sistema de indemnizaciones por despido. Este fondo, que debería estar constituido antes de 2020, conllevaría un nuevo modelo de indemnizaciones por despido con el objetivo de "reducir la dualidad del mercado de trabajo".

Cubriría toda la vida laboral del trabajador, independientemente de dónde esté empleado, y se haría efectivo en casos de despido, movilidad geográfica, formación o jubilación. Austria puso en marcha en 2003 una reforma laboral que incluía un fondo de capitalización para los trabajadores, porque no existían las indemnizaciones por despido, de forma que la empresa aportaba una cuantía a sus respectivos fondos. Esta mochila es gestionada por una entidad financiera que lo invierte en búsqueda de un rendimiento, con la total garantía del Estado, y permite a las empresas despedir a coste cero al trabajador, quien puede entonces hacer uso del capital acumulado en ella.