En el accionariado de la vieja Pescanova (Pescanova SA) hay socios activos, latentes y ausentes. Los primeros confían en recuperar parte de su inversión o aspiran a dar un nuevo rumbo a la empresa; los segundos se manifiestan de forma esporádica, casi siempre en las asambleas; y los terceros han olvidado que tienen acciones de una empresa que lleva cuatro años y diez días suspendida de cotización. La llave del futuro de la antigua matriz, y de paso de la compañía que heredó su negocio (Nueva Pescanova), la tienen esos últimos. Cartesian Capital Group y Luxempart, desaparecidos desde que la banca acreedora asumió la gestión de la pesquera, decantarán hoy la votación en la junta extraordinaria de Pescanova SA, que decidirá si se adhiere a la ampliación de capital del holding o inicia una batalla legal en su contra y de los bancos del G7 (CaixaBank, Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, BBVA y UBI). Son los mismos fondos que llevaron a la vieja Pescanova a juicio por un quebranto conjunto de 76 millones de euros.

Suman un 10,837% e invirtieron con la confianza de que las cuentas reflejaban la imagen fiel de la empresa. Luxempart propició después la imputación en la Audiencia Nacional de buena parte de la antigua cúpula y Cartesian llegó a demandar a la auditora BDO en Nueva York (llegaron a un acuerdo extrajudicial, como desveló FARO).

El sentido de su voto en la asamblea de hoy es una incógnita. El consejo controla formalmente el 10,5% del capital, y sus críticos (liderados por otro fondo, Broadbill Investment Partners) algo más del 19%. Al margen de Alfonso Paz-Andrade (tiene el 3,027% y tampoco se ha pronunciado), el resto de los títulos están en manos de socios minoritarios o sociedades que no superan el umbral del 3%. El triunfo de la vía oficialista, la que defiende el "no" a la ampliación de Nueva Pescanova y la vía judicial, depende de lo que digan Luxempart y Cartesian. Ambos han dado por perdida su inversión, provisionada al completo.

"La junta es extremadamente importante por lo que conlleva", coinciden varios socios de la vieja matriz. Si la vieja Pescanova se adhiere a la ampliación pasará de controlar el 20 al 3,6% en la multinacional pesquera, mientras que en caso contrario se quedará con el 1,6%. La denuncia buscaría anular el crédito supersenior con el que se convenció a los acreedores para salvar las filiales (a costa de una deuda adicional de 300 millones) y revertir un deterioro de 151 millones en el valor de los activos. Si se perdiera en los tribunales las costas serían de 1,2 millones.

Defensores de la capitalización

Los opositores del consejo, capitaneados por los neoyorkinos Broadbill Partners, que a su vez tiene el apoyo del expresidente Manuel Fernández de Sousa, defienden la capitalización. "No negociaron para mejorar la propuesta de Robatto [por el presidente de Nueva Pescanova] y tampoco presentaron alegaciones contra la operación en el juzgado en el plazo habilitado.

"El consejo solo se ha esforzado en decir que no. Pleitear está bien cuando sabes qué quieres conseguir, y ellos no lo saben", condena Kurt Lageschulte, socio de Broadbill.