La venta de Hijos de Carlos Albo necesitó poner de acuerdo a más de 50 socios, casi todos familiares de tercera y cuarta generación del fundador, Carlos Albo Kay, y con distintos intereses sobre su participación. Pero la compañía compradora, la china Shanghai Kaichuang Marine International, tiene un objetivo único: ser un actor de primer nivel en el sector de elaborados de productos del mar y, sobre todo, en el segmento de túnidos. En esta estrategia la histórica marca (su registro formal es de 1928, antes que sus competidoras) será el eje sobre el que va a pilotar su expansión. "Será el centro de la red comercial para todo el mundo", reza el plan económico de 2017. Con él la enseña viguesa pisará terreno desconocido en sus casi 150 años de historia: el gigante asiático (1.357 millones de bocas y consumo de pescado al alza) y el exótico continente africano.
Con la "exitosa" operación Shanghai Kaichuang, firma cotizada del holding pesquero Shanghai Fisheries General Corp (SFGC), había avanzado inversiones para potenciar Albo y dotarla de músculo para entrar en nuevos mercados. Para ello "desarrollará nuevos productos (incluidos aperitivos y atún blanco) y formatos para países europeos, el mercado interno y de África", además de "ampliar aún más los canales de venta". Albo dispone desde agosto del código de certificación SAE (sistema de autocontroles específicos) para exportar a China, como avanzó FARO, ya que hasta la entrada del grupo en el capital las conservas de la empresa de Vigo solo habían llegado a la región administrativa de Hong Kong. África es un continente yermo para sus latas, a excepción de Marruecos, y donde el consumo de pescado per cápita al año oscila entre los 35 kilos de Gabón, los 11,4 de Namibia, casi 24 de Senegal o los 6,25 de Sudáfrica, según la FAO (en España es de 42,38 kilos; en China, de 34,6).
El mercado mundial de túnidos está capitaneado por compañías como Bumble Bee, Bolton Group (Garavilla, Calvo) y Tri Marine. A Shanghai Kaichuang no le basta con Albo para competir a nivel global, de ahí que sus planes vayan más allá. Ultima la adquisición del 70% de la canadiense French Creek Seafood a fin de poder acceder a la materia prima de la costa norteamericana (fletán, salmón, camarón salvaje de Alaska) y, como con Albo, de entrar en su mercado. Construirá una megafactoría en Zhoushan de más de 40.000 metros cuadrados aprovechando el know-how de Vigo (costará más de 27 millones) y explora oportunidades en el Atlántico y el Índico para hacerse con pesqueras con cuota.
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Toda una red con apoyo gubernamental (recibió a final de año una inyección de 19 millones de Pekín) que tendrá incluso una pata de transporte marítimo en alianza conla helena Lavinia Cannon Shipping. Con esta sociedad prevé reducir costes de terceros en la compra y venta de productos y el aprovisionamiento en alta mar de combustible con el alquiler de petroleros.
