La multinacional automovilística francesa Grupo PSA prevé completar la absorción de Opel antes de final de año y pagará la mitad en efectivo, según ha podido saber FARO. El consorcio que preside Carlos Tavares valora la marca alemana, con una decena de fábricas en Alemania, Reino Unido, Polonia y Austria y España y 38.000 trabajadores, entre 1.600 y 1.800 millones de euros. El propio Tavares y la consejera delegada de General Motors (GM), Mary Barra, comparecerán juntos mañana a primera hora -la víspera de la apertura a la prensa del Salón del Automóvil de Ginebra- para explicar los detalles de la operación, que convertirá a PSA en el segundo fabricante de coches de Europa, el noveno del mundo y el primero de la península Ibérica.
Las negociaciones entre PSA y GM, propietario de Opel, se extendieron durante todo este fin de semana. El grupo francés está dispuesto a pagar entre 1.600 y 1.800 millones de euros por su rival alemán, la mitad en cash, aunque otras fuentes cifran esa horquilla entre los 2.000 y 2.400 millones de euros. Además del precio y la forma de pago, las discusiones entre los grupos francés y norteamericano se dilataron por varios puntos clave como la transferencia de innovación tecnológica, el mantenimiento del dispositivo industrial y de los empleos y los compromisos con el fondo de pensiones del personal de Opel en Alemania y Reino Unido.
Con respecto al primer punto, la transferencia de tecnologías, PSA y GM han llegado a un acuerdo sobre las patentes relacionadas con el coche eléctrico de Opel, el Ampera-e, aunque la multinacional estadounidense habría impuesto ciertas líneas rojas respecto a los mercados en los que PSA podrá seguir vendiendo este modelo. PSA también se habría comprometido a comprar el brazo financiero de Opel con apoyo de un socio externo (el grupo francés ya tiene una alianza en este sentido con el Banco Santander en PSA Financial Services).
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El principal escollo de la negociación, como avanzó FARO, son las provisiones de los fondos de pensiones de los trabajadores de Opel en Alemania y Francia (cifradas entre 7.000 y 8.500 millones de euros). PSA no se expondría a ningún riesgo financiero y el grueso de las garantías seguiría aportándolas GM, aunque habrá que esperar a mañana para conocer los detalles. Y con respecto al mantenimiento del dispositivo industrial y del empleo, PSA también estaría dispuesto a mantener la actual estructura de Opel al menos hasta 2019, como habían negociado en su día los responsables de la marca germana con los sindicatos tras la última reestructuración. Opel mantendría de igual forma una cierta independencia y su carácter alemán para no perder mercado.
Tavares y Barra comparecerán juntos mañana a las 09.15 horas para hacer oficial el matrimonio francoalemán. De forma paralela, los sindicatos de PSA han sido convocados a una audioconferencia del Comité de Enlace Europeo, en la que le explicarán la operación, según ha podido saber este diario.
La compra de Opel tiene lógica desde el punto de vista industrial y comercial. PSA y Opel participan desde finales de 2013 (antes GM mantuvo durante un año un 5% en el capital de la corporación francesa) en tres grandes proyectos de lanzamientos compartidos entre sus factorías que están dando muy buenos resultados, uno de cuales es el K9 de PSA-Vigo: la próxima generación de vehículos comerciales ligeros de Citroën, Peugeot y Opel. También Opel en Figueruelas (Zaragoza) ultima la fabricación de la siguiente versión del Citroën C3 Picasso, y en Sochaux, Francia, se fabrican indistintamente modelos de PSA y Opel. Esta alianza incluye asimismo una central de compras compartida entre los grupos que ha generado importantes ahorros de costes. Algunos analistas calculan que las sinergias que se pueden obtener tras la integración rondan los 2.000 millones de euros al año.
Desde el punto de vista comercial, la unión de PSA y Opel supera los 4,3 millones de automóviles producidos al año y asegura una mayor penetración en mercados como el alemán y el británico (a través de la marca Vauxhall). Tampoco se descarta que el Grupo PSA vaya a comercializar Opel fuera del territorio europeo aprovechando así el sello de "fabricante alemán".
Desde el Gobierno español, y ante la inminente operación, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, lanzó ayer un mensaje de tranquilidad a los trabajadores de Opel España.
El primer fabricante de coches de la Península
- La absorción de Opel dejará al grupo francés PSA como el principal constructor de automóviles de la península Ibérica (por delante del consorcio alemán Volkswagen, con plantas en Barcelona, Navarra y Palmela), con cuatro factorías que en 2016 sumaron una producción superior a los 915.000 vehículos y más de 13.000 trabajadores.Las mayores fábricas del dispositivo industrial ibérico son las de Balaídos (PSA) y Figueruelas (Opel), ambas con más de 5.000 empleados directos respectivamente, y de las pocas en Europa que todavía mantienen -por competitividad y rentabilidad- sistemas biflujo (con dos líneas de montaje), por lo que están capacitadas para ensamblar hasta 600.000 automóviles al año si fuese necesario.En otro nivel se sitúan las de Mangualde (Portugal) y Villaverde (Madrid), ambas del consorcio galo, con una horquilla máxima de producción que se mueve entre 80.000 y 100.000 vehículos anuales. Fuentes del sector creen que en esta primera fase de la integración PSA-Opel no debería haber problemas con el aparato industrial ibérico, ya que los cuatro centros poseen nuevos modelos asignados y complementarios.Balaídos lanzará a finales de este año el K9 (la nueva generación de vehículos comerciales ligeros de PSA y Opel), y a finales de 2019, el V20, un SUV compacto de la marca Peugeot; Villaverde tiene el proyecto F3 para 2018, que sustituirá al C4 Cactus; Mangualde compartirá el K9 con Vigo, y Figueruelas tiene los nuevos C3 Picasso y Opel Crossland X, además del Opel Mokka y el superventas Corsa.El problema podría surgir a medio plazo, cuando el Grupo PSA y Opel intensifiquen la colaboración y el uso común de plataformas, y sobre todo por la presión que puede ejercer sobre los centros menos competitivos de la Península la nueva planta de la multinacional francesa en Kénitra, Marruecos.Algunas fuentes consideran que PSA podría incluso llegar a sacrificar su planta madrileña para ayudar a saturar los centros de Vigo y Zaragoza y vender esos terrenos, ahora que el grupo francés se ha librado en el Tribunal Supremo de pagar los 190 millones de euros que reclamaba Hacienda desde hace años por unas inversiones en su filial argentina -que la Agencia Tributaria entendía que no se ajustaban a ley-, lo que le había llevado a poner PSA-Villaverde como garantía.
