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Estudio de la Comisión Europea

La crisis convierte a Galicia en la economía pesquera con menos mano de obra foránea

La destrucción de empleo y la reducción de flota rebaja el peso de los extranjeros un 22% desde 2008, la mayor caída comunitaria -Los peores acuerdos con terceros países, clave

Imagen de archivo de un buque de Cambados, con tripulación gallega, peruana y senegalesa. // I. Abella

El pesquero es un oficio duro. Dice la Comisión Europea que despierta "poco atractivo" entre la población local, de ahí que en la actividad extractiva las empresas demandaran -y aprovecharan- la mano de obra barata de países africanos, asiáticos o sudamericanos. Pero llegó la doble recesión a España y la búsqueda de empleo pasó de la superación personal a la necesidad. En Galicia el empleo en la construcción entre los más jóvenes se desplomó entre un 61% (para los de entre 25-34 años) y un 80% (16-24 años); entre los de 35 y 44 años la destrucción de puestos de trabajo alcanzó el 20%, según los datos de la EPA. Y, quien pudo, se refugió en oficios "poco atractivos". La pesca fue uno de ellos, tanto a bordo como en actividades logísticas o de elaboración. Esta situación, sumada a la pérdida de capacidad (por desguace de barcos) y a la firma de peores acuerdos para faenar en terceros países, ha convertido a la gallega en la gran economía pesquera comunitaria con menor peso de mano de obra extranjera.

A día de hoy, según un estudio de la Comisión Europea, los trabajadores foráneos solo representan el 3,6% del total, muy lejos del 14,5% de la región danesa de Nordjylland, el 18,3% del Sudeste de Irlanda o el 29,4% de Aquitania (aquí son muchos los españoles y portugueses empleados en el sector, sobre todo a bordo, por el abanderamiento de barcos). De hecho en los países donde la crisis pasó de largo o su impacto fue más limitado el peso de los asalariados extranjeros no ha dejado de subir al tratarse de empleos sin reclamo para los ciudadanos locales o nativos. En Boulogne-sur-Mer (es uno de los mayores puertos de pesca en Francia, sobre todo de bajura), por ejemplo, el 50% de los tripulantes en buques de gran altura son de fuera de la Unión Europea; para los barcos costeros, esta ratio no llega al 2%.

Los factores

Salvo estas economías de mayor renta y al auge de facturación de la industria transformadora, el empleo de trabajadores extranjeros en el sector pesquero en la UE cayó desde 2008 un 7,1%. En Galicia, por contra, el descenso fue superior al 22%, el más abrupto de la economía comunitaria. Aquí subyacen más factores que el socioeconómico, como se deriva de los datos que también aporta el Ejecutivo de Bruselas. En primer lugar está la pérdida de capacidad pesquera de la flota, que en España pasó de 459.976 toneladas GT de 2008 a las 341.191 de 2015 (un descenso del 26%), lo que redunda en menos tripulaciones. Las propias especificidades de los barcos y las empresas, con más tecnología, reducen la necesidad de mano de obra. En 2014, por ejemplo, la media de días de marea en aguas comunitarias cayó más de un 2%, pero la facturación por el buen precio de algunas especies llegó incluso a duplicarse en algunas flotas (menos empleados, pero más rendimiento).

Por último está la tripulación que obligatoriamente tenía que ir embarcada por exigencia de acuerdos con terceros países (Mauritania, Senegal o Bissau). Los barcos españoles en Cabo Verde pasaron de 56 en 2006 a los 26 actuales; la expulsión de los cefalopoderos de Mauritania -y un protocolo más lesivo- rebajaron los barcos españoles de 109 a 53 en cinco años; y de 73 a 25 en Guinea Bissau en el mismo periodo.

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