Las posibles responsabilidades legales o el coste de la operación son las dos razones que esgrime el consejo de Pescanova Sociedad Anónima (la vieja matriz) para negarse de momento a suscribir la ampliación de capital de la pesquera (Nueva Pescanova SL). Para sus siete miembros ésta no ofrece garantías de futuro y es una condena hacia la "dilución casi completa"; para fondos de inversión y accionistas históricos la capitalización es el único puente con la supervivencia. El "inmovilismo" de los primeros, claman algunos socios, ha propiciado que en las últimas semanas un grupo de opositores haya emprendido una especie de road show para mudar el consejo de la vieja Pescanova al completo. "No están haciendo nada, ninguno de ellos es gestor y están paralizando la compañía", añaden. La intención es recabar el mayor número de apoyos para instar a la celebración de una junta extraordinaria.
Pero los promotores de esta iniciativa quieren asegurarse la victoria antes de forzar la convocatoria (basta con tener el 5% de las acciones para forzar una reunión). En septiembre el fondo norteamericano Broadbill Investment Partners (que apoya esta idea) llevó a la junta la reducción del consejo, el cese de César Mata y, sobre todo, la reconciliación con Nueva Pescanova y el cese de hostilidades entre ambas. Fracasó pese a haber llevado a cabo una campaña informativa notable al estilo de un proxy advisor (los que asesoran a los accionistas respecto al sentido de su voto en las juntas). No quieren que ocurra de nuevo. De momento aseguran contar con el apoyo del 20% del accionariado y sondearán a los demás socios, incluido a los minoritarios. Para garantizarse el triunfo necesitarán del apoyo de Luxempart (5,837% del capital), Cartesian (5%) o Manuel Fernández de Sousa (7,515%, según la CNMV).
El expresidente está a favor de tumbar al actual consejo, pero el fondo luxemburgués se ha desvinculado por completo de la compañía. Cuando es así y no se envía a ningún representante o no vota de forma telemática, los votos van para la propuesta oficial (la que defiendan los actuales consejeros). En frente a la posición de Broadbill, Sousa y otros accionistas está el 10,5% que acumulan Iberfomento y Carolina Masaveu; la de Alfonso Paz-Andrade (3,036%) es, por ahora, una incógnita. Pese a que la banca sostiene que la dilución de la vieja Pescanova se podrá mitigar con el canje de 52 millones de euros de deuda concursal, en la Sociedad Anónima replican que se quedarán con el 1,6% del holding (y algo más del 3% si suscriben la operación). En todo caso fuentes financieras aseguran que, de no acudir a la ampliación, la vieja Pescanova no sufrirá la quita del 35% que sí afectará a los acreedores financieros (socios de la SA replican lo contrario).
Opciones
Sobre la mesa se barajan varias alternativas en caso de que la antigua matriz se vea condenada a no volver a cotizar, pero la que cobra más fuerza es la de lanzar una OPA de exclusión (permite a los accionistas vender sus títulos por efectivo antes de que la compañía deje de cotizar). Pero sería "la última vía", dicen desde el entorno de la empresa, porque la intención sigue siendo "sacarla adelante". Siempre según fuentes del accionariado de Pescanova SA la capitalización de su deuda le obligaría a pagar en 2020 en torno a cuatro millones de euros, que en el consejo consideran que no podrán juntar. "Si Nueva Pescanova sigue yendo bien a nosotros también nos irá bien; si no funciona no nos obligará a nada", defienden los críticos. Entre un 1,6% del accionariado de Nueva Pescanova (es lo que estiman que tendrán tras la ampliación) y el 3% (el cálculo de lo que sumarían de canjear su deuda) está el futuro de unos 9.000 pequeños socios de la otrora multinacional pesquera.
