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Los retos de la industria pesquera

China rompe el mercado global con ayudas de 5.230 millones anuales para pescar más

La industria gallega: "Es imposible competir contra eso" - Estos subsidios equivalen al 9% del PIB gallego - Sus mayores capturas son de África, donde compite contra la flota de Vigo

China rompe el mercado global con ayudas de 5.230 millones anuales para pescar más

Nadie puede competir contra la pescadería global en que se ha convertido China. El 2009 fue el primer año en que el gigante asiático se convirtió en el primer exportador de productos pesqueros del mundo con 6.370 millones de euros, superando a la entonces hegemónica Noruega. Sus más de 1.350 millones de habitantes hacen que sea la mayor boca del mundo, con un consumo per cápita de casi 38 kilos al año de pescado. El Gobierno de Pekín está decidido a engordar esta supremacía a golpe de subsidios y exenciones fiscales, con inyecciones anuales de 5.232 millones de euros para pescar más y en más caladeros. Es una cantidad más de diez veces superior al presupuesto de todo el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente; otras 40 veces más elevada a la de la Consellería do Mar; equivale, por último, al 9% de la riqueza que genera Galicia en todo un año.

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La industria de la Ría de Vigo y Pontevedra, la más productiva de la eurozona con una facturación de casi 4.000 millones de euros, teme que la expansión asiática "en condiciones no competitivas" expulse al sector de algunos mercados prioritarios. La Comisión Europea ha elaborado por primera vez un informe en el que cuantifica los subsidios de países no comunitarios a la actividad pesquera, entre los que China ocupa el primer lugar. Como publicó FARO la pasada semana, la política de ayudas públicas ha evitado que holding como CNFC Overseas Fisheries (la mayor pesquera del país) cerrara 2016 en pérdidas tras una subvención de 10,2 millones de euros; Shanghai Kaichuang, dueña de la conservera Albo desde el verano, ingresó otros 19 millones para el mismo fin.

Los subsidios, de acuerdo a este estudio elaborado conjuntamente entre siete firmas internacionales de análisis, pueden ser indirectos (exenciones fiscales, ayudas para la compra de gasóleo, acuerdos internacionales de pesca) o directos (compra de barcos, modernización, gestión pesquera). En el caso chino predominan las primeras, y el 98% de las mismas se destinan a la pesca extractiva. Esto es, a la pesca salvaje, lo que permite la expansión del sector a Argentina, Uruguay, Guinea Bissau, Mozambique, Angola o España. Posee casi 197.000 buques, veinte veces por encima de la flota española, con más de 16 millones de toneladas; la nacional lleva estancada en el millón de toneladas desde hace más de una década.

El grueso de las capturas de la flota china no está en sus aguas territoriales pese a tener una zona económica exclusiva (ZEE) de 2.285 kilómetros cuadrados, sino que está en el oeste africano, en directa competencia contra la flota de Vigo y O Morrazo y donde los barcos gallegos arribaron por primera vez en los años 60 (cuando China faenaba poco más que España). Allí faena casi tres millones de toneladas al año, con una flota estimada de 500 barcos, y donde prevé construir puertos (en Guinea Bissau y Mauritania) para satisfacer las necesidades de todos ellos. En ambas infraestructuras invertirán 400 millones de euros, por otros 190 que inyectarán en la megabase logística de Uruguay con la que darán abrigo a unos 250 barcos que faenan pota y calamar sin licencia ni cuotas en el principal caladero de cefalópodos de la industria española.

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