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El futuro de la multinacional

Pescanova SA podrá canjear 52 millones en el 'holding' y sin coste extra para sus socios

El grupo propone capitalizar a la vieja matriz un pasivo que no se segregó con la fusión

La compañía renueva sus votos con Angola | La ministra de Pesca de la República de Angola, Victória de Barros, visita desde ayer distintas instalaciones de Pescanova en un itinerario en el que conocerá el proceso de cría de rodaballo (en Mougás) o la factoría de surimi (Chapela). La firma opera en el país africano con tres arrastreros para la captura de gamba roja, con unas 600 toneladas al año. En la imagen, desde la izquierda, el titular de Pesca del grupo, David Troncoso; el CEO, Ignacio González; la ministra De Barros y la directora del Gabinete de Estudios, Planificación y Estadística (GEPE), Isabel Francisco Cristóvão.

En el balance de la vieja Pescanova (la SA) hay 52,109 millones de euros de deuda que no se transfirieron en favor de la compañía que ahora gestiona el negocio (Nueva Pescanova), una especie de remanente que le permitirá acudir a la ampliación de capital que aprobó el pasado jueves el consejo de la pesquera. La operación permitirá reducir su pasivo en unos 350 millones de euros (la horquilla está entre 300 y 400 millones, según los acreedores que se adhieran), además de salvar el futuro del grupo y financiar el plan estratégico Todos a una 2020, con una inversión asociada de 125 millones. Pero para asir esta posibilidad la antigua matriz deberá renunciar a su principal proclama: la de llevar la ampliación a los tribunales.

Fuentes de la Sociedad Anónima indicaron que todavía no se ha adoptado una postura, si bien en foros internos y en comunicaciones con accionistas mantienen su intención de pleitear contra el aumento de capital. "Ellos dicen que tienen un mandato de la asamblea para demandar, pero no tienen en cuenta que las cosas han cambiado sustancialmente desde la junta" del 21 de septiembre, apunta un socio. De acuerdo a cálculos que manejan las entidades, el canje completo permitirá que la vieja Pescanova preserve en torno al 8-9% del accionariado de la pesquera, cantidad que "oscilará en función de la postura de los demás". A día de hoy mantiene el 20% tras un controvertido acuerdo (evitó desembolsar 5,9 millones en 2015), pero el del 5% es el peor escenario.

La capitalización se hará por valor de mercado de la deuda y tras su ejecución el capital de Nueva Pescanova rozará los 200 millones (ahora tiene 12). Los acreedores financieros suman un pasivo de 180 millones de valor real, y los 52 de la vieja matriz se quedarían en unos 10. El traspaso de estas cifras a porcentajes de accionariado (siempre y cuando la SA suscriba el canje) deja esa correlación de fuerzas de 92%-8% en favor de la banca. Sobre qué entidad tendrá más peso en el accionariado, dependerá del "volumen y tipo" de créditos de cada uno, de acuerdo a fuentes financieras. La banca quiere cerrar el plazo de adhesiones esta semana para acelerar los trámites y lograr el mayor número de apoyos, aunque tiene asegurada ya la operación al sumar el 76% del pasivo con CaixaBank, Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, BBVA, UBI, HSBC y SVP, como avanzó FARO. En Chapela no hay una prisa excesiva porque los 27,5 millones de inversión previstos para 2017 ya se validaron en diciembre y están ya en ejecución, como la construcción del Pescanova Biomarine Center, el centro acuícola de O Grove.

En la SA el escenario es más complicado. El consejo teme adoptar cualquier decisión por la que pueda incurrir en responsabilidades futuras y sostiene que los 52 millones a canjear deberán ser "restituidos" en el futuro. Eso sí, están esperanzados porque la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) acceda -ahora sí- a que vuelva a cotizar. "Con un 9% tenemos más posibilidades que con un 5%", dice un socio sobre la ampliación del holding.

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