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Los retos de la industria gallega

Argentina acusa a China de querer esquilmar el mayor caladero de pota de la flota gallega

Los científicos alertan de un "impacto ambiental irreversible" con el futuro incremento de barcos asiáticos sin licencia por la "megabase" logística que planea un holding de WeiHai

Persecución de un barco chino por parte de la Prefectura argentina. // Prefectura

Dentro de las aguas de soberanía argentina faenan 193 barcos poteros, supervisados y sujetos a cuotas y vedas para preservar el stock de calamar. Más allá de las 200 millas, sin control de ningún tipo, operan al menos otros 260 (casi todos de China, Corea y Taiwan). Su actividad, cada vez más intensiva, está considerada como una amenaza para la pesquería por parte de armadores, científicos o la Subsecretaría de Pesca de Buenos Aires. Pero ahora se cierne un peligro añadido: la construcción de una megabase logística de capital chino cerca de Montevideo, que dará soporte a todos los barcos catalogados como INDNR (pesca ilegal, no declarada y no reglamentada). Por primera vez voces del sector y científicos argentinos alzan la voz para condenar una infraestructura que, censuran, esquilmará la especie. El del Cono Sur es el mayor caladero de pota (illex argentinus) para la flota gallega.

"La construcción de un puerto pesquero chino en Uruguay implicará un dramático aumento de la flota pesquera no regulada y un impacto ambiental irreversible sobre todo el ecosistema marino y costero del Atlántico Sur". Son declaraciones del científico de Greenpeace Milko Schvartzman sobre el macroproyecto del conglomerado Shandong Baoma, con base en la ciudad china de WeiHai. Su iniciativa, como ha avanzado FARO, incluye la construcción de dos muelles, una factoría de procesado de calamar de 50.000 toneladas, un astillero de reparación, depósito de combustible o zona de estiba. Solo la capacidad productiva de la factoría duplica todo el volumen de elaboración de la industria gallega en Argentina.

Armadores o la autoridad portuaria del país sudamericano han mostrado por primera vez su preocupación acerca de la infraestructura, que ocupará una superficie de 28 hectáreas a 14 kilómetros de Montevideo y a 228 millas náuticas de Mar del Plata. Hasta ahora el hecho de que los barcos chinos no tuvieran una base logística en la zona los obligaba a realizar las reparaciones en el gigante asiático cada dos años "aliviando la presión sobre el caladero". "Ahora el proyecto chino-uruguayo elimina ese desplazamiento y garantiza el pronto regreso del navío a la actividad de captura", advertía esta semana el periódico argentino Ámbito Financiero. El propio gerente de Shandong Baoma, Jiang Hongjun, reconoció que uno de los objetivos del proyecto (recibe el nombre Punta Sayago) es dar servicio a los barcos asiáticos. "Cada dos años deben regresar a China para ser reparados por completo. Eso es muy costoso. Por eso es necesario construir en un país de la región un puerto que sirva de base de pesquería", dijo al anunciar una inversión de 190 millones de euros para el proyecto, que será una zona franca y, por tanto, con exenciones fiscales.

"La consolidación de buques chinos en la región provocaría un desequilibrio biológico del recurso y del mercado internacional, que dificultaría seriamente la viabilidad económica de la explotación pesquera nacional", añade el experto en pesca César Augusto Lerena, exasesor del Carlos Menem durante su etapa en la Casa Rosada. "Nosotros no podemos hacer frente a ellos, que tienen dinero", lamenta el sector desde Vigo. "Podíamos haber hecho algo parecido con capital gallego, pero en la industria no existe esa unión ni la concepción de infraestructuras para uso común", zanja.

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