La sentencia del Tribunal Europea sobre las cláusulas suelo de las hipotecas penalizó ayer a los valores bancarios en la Bolsa, con caídas generalizadas de sus cotizaciones, de las que solo se libró Bankinter, cuyo modelo de negocio difiere del de sus competidores y no tiene afectación. El mercado se cebó en especial con Liberbank, que se desplomó el 13,44%. Al final de la sesión, y tras haberse atenuado algunos descensos, el Popular perdió el 5,82% de su valor bursátil; Sabadell, 1,3%; Bankia, 1,01; BBVA, 0,92; Caixa Bank, 0,81 y Santander, 0,44%. Muchos inversores se retiraron de los valores bancarios en previsión del impacto que vaya a tener el fallo sobre la cuenta de resultados de las entidades y, en consecuencia, sobre sus dividendos y rentabilidad de las acciones. La banca reaccionó al doble varapalo (de la Justicia y los inversores) con un mensaje claro: su solvencia no corre peligro.

La generalidad de los bancos habían dotado y provisionado la devolución de intereses cobrados de mayo de 2013 en adelante, como había ordenado el Tribunal Supremo español, o habían llegado a acuerdos compensatorios con los clientes para cambiarles las condiciones de sus hipotecas. Ahora, el fallo del Tribunal de Justicia Europeo obliga a reintegrar también los intereses cobrados entre 2009 y 2013 por encima de las condiciones de mercado en virtud de la aplicación de las cláusulas suelo. Sin embargo, ni el Supremo ni el Tribunal Europeo declararon ilegales dichas cláusulas, sino solo aquellas que se hayan aplicado y contratado con los clientes sin haber informado de forma suficiente a los usuarios. Por consiguiente, el impacto va a depender de que otros fallos determinen falta de transparencia caso a caso. El Sabadell dijo por ello que la resolución no le afecta porque sus cláusulas son correctas.

Muchos bancos aguardarán previsiblemente a que eso ocurra, y a hacer las devoluciones solo cuando así lo establezcan las sentencias de forma individual, aunque no es descartable que algunas entidades, como ocurrió tras el fallo del Supremo, tomen la iniciativa y busquen un entendimiento con la clientela para evitar litigiosidad y daño reputacional. En el caso de Abanca, líder absoluto de la cuota de mercado hipotecario en Galicia, su causa fue juzgada ya con dos sentencias firmes, expusieron desde la entidad. "En nuestro caso ya se abordó por dos fallos", indicaron, en relación al del 9 de mayo de 2013 (Supremo) y al del 7 de abril de 2016 (Mercantil número 11 de Madrid). "Estamos amparados en causa juzgada".

La entidad, heredera de las desaparecidas Caixanova y Caixa Galicia, dejó de comercializar hipotecas con cláusula suelo en 2011, bajo la propiedad del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). En virtud del acuerdo entre Banesco y este fondo para la privatización del banco, como sucedió con las preferentes y subordinadas, corresponderá al FROB hacerse cargo del 85% del coste que implique la devolución completa de las cláusulas suelo a los clientes. La cuantía total calculada por Abanca no ha trascendido. BBVA ya ha anunciado que dotará 404 millones para asumir el coste de la devolución, mientras que Banco Popular dotará otros 334 millones, a añadir a los 305 que había provisionado con anterioridad.

La factura

Tras los grandes esfuerzos de recapitalización y saneamiento realizados, el sector financiero español tiene niveles de solvencia superiores a los exigidos para 2017 por el BCE. En este sentido hay que interpretar las declaraciones de la patronales bancarias AEB y CECA, según las cuales el sector está capacitado para absorber el impacto de la sentencia. Pero la gran vulnerabilidad actual de la banca española es su baja rentabilidad. Tiene la cuarta menor de Europa sobre recursos propios y es inferior al coste del capital, debido al estrechamiento de márgenes, la baja demanda de crédito de una economía muy endeudada, la aún elevada morosidad, unos costes de estructura todavía altos y los crecientes requisitos regulatorios.

La sentencia meterá más presión sobre la cuenta de resultados. Así que quienes pagarán la factura serán los accionistas (incluido los ahorradores populares), con menos dividendos y valor bursátil; los empleados, con más ajustes de plantilla y de red; los clientes, con mayores tipos de interés (dos bancos ya empezaron a subir los tipos de los créditos) y criterios de financiación más restrictivos, y los contribuyentes, que asumirán el impacto sobre la banca pública: Bankia y BMN.