Christine Lagarde ha manchado el sillón del Fondo Monetario Internacional (FMI), la institución que es el guardián de la economía mundial y que exige "los máximos estándares éticos". La sentencia contra Lagarde la sitúa en la estela de sus antecesores en el FMI, marcados por sus líos en los tribunales.

El político francés Dominique Strauss-Kahn renunció al cargo tras ser denunciado por violación por una camarera de un hotel de la Gran Manzana (caso del que fue absuelto), fue imputado por su presunta relación con una red de proxenetas (también fue absuelto) y está siendo investigado por estafa en banda organizada y abuso de bienes sociales y de confianza en la quiebra del fondo LSK. Su antecesor, Rodrigo Rato, cesó tempranamente en el FMI alegando entonces razones personales y posteriormente fue acusado de varios delitos por su gestión en la presidencia de Caja Madrid y Bankia.