El suelo low-cost es solo uno de los ganchos que el norte de Portugal promociona para adjudicarse nuevas inversiones empresariales. Bonificaciones fiscales, la concesión de licencias exprés, una mayor agilidad en la tramitación de permisos y mano de obra barata, además de unas infraestructuras que no tienen nada que envidiar a las gallegas (con puertos de referencia y un aeropuerto internacional como el de Sá Carneiro, Oporto), completan la lista.
"La fuga de industrias es brutal", reconocen fuentes empresariales a FARO, que recuerdan que en Portugal se puede abrir una sociedad limitada en apenas 48 horas y por Internet, que disfrutan además de una importante exención de impuestos en sus primeros años de vida. La agilidad de las administraciones lusas para los negocios es una de las claves del éxito del polo norte, donde algunas empresas empiezan a notar incluso la falta de personal.
Lisboa ofrece también bonificaciones fiscales a la inversión, como las que recibirán multinacionales como Faurecia, Continental o Eurocast, como avanzó este diario. Fuentes empresariales apuntan que el norte de Portugal compite "muy duro" y que a la hora de planificar una nueva inversión entre Galicia y esta región, los empresarios no lo dudan. "Es otro país, solo que lo tenemos a apenas 30 kilómetros", añaden.
Otro factor determinante es la mano de obra: el norte de Portugal garantiza un coste laboral literalmente un 50% inferior al gallego, además de menos absentismo laboral (no existen los convenios sectoriales al otro lado del Miño), como recogen varios informes. Esta combinación de ventajas hace que sea difícil competir si no es por la vía de la innovación, la única manera de frenar una posible deslocalización de empresas.
