En tiempos de vacas gordas se esconden las grandes reflexiones, aquéllas que han de dirigir el camino de cualquier organización. Llega la escasez y las reses, de aspecto tísico, no alcanzan a tapar tantas carencias. En las patronales empresariales gallegas coinciden en gran medida con este diagnóstico y los menos autocomplacientes no cuentan con volver a engordar el ganado, sino que propugnan un "cambio de modelo" que haga sostenibles sus estructuras. O al revés: que sus estructuras se adapten a una realidad con la que no contaban, porque cada vez tienen menos socios, menos convenios y menor peso institucional. El mayor exponente es la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), que lleva dos meses sin presidente y confía en renovar el Plan Pexga tras haber abandonado el resto de programas (Galactea Plus, Eurest, orientación laboral). La patronal gallega no se ha pronunciado -o no lo hizo en su día- sobre la falta de Gobierno en España, los Presupuestos Generales del Estado (PGE), el desempleo, la derogación de la Lomce, la victoria de Donald Trump, las consecuencias del Brexit... Un año de silencio.

El presidente de la confederación empresarial de Pontevedra, Jorge Cebreiros, planteó el pasado lunes a su junta directiva la necesidad de adoptar medidas urgentes para ser viable económicamente. Reconoce "dificultades para captar nuevos asociados" como "agente que aporte valor añadido a las empresas". Con 80.000 euros de cuotas pendientes de cobro, la recaudación por este concepto ha caído un 13,3% desde el año 2014, desplome que supera el 45% en el conjunto de los ingresos. El desglose de estas caídas es el siguiente: programas con la fundación de riesgos laborales, -45%; proyectos comunitarios, -88,5%; formación para parados, -36%. La disminución de fondos públicos obliga a las patronales a someterse a una metamorfosis igual a la que encararon las Cámaras tras la supresión de las cuotas obligatorias.

Debate interno

Para Cebreiros "el problema no son las cuotas". "Con un balance como este 10.000 euros arriba o abajo no importa", de ahí que haya propuesto a su equipo un plan con el alquiler de su sede, la prestación de servicios adicionales o más medidas de carácter laboral. Además el empresario vigués tiene una -intermitentemente- fuerte oposición interna que ha impugnado las elecciones y que le impiden, de momento, nombrar un vicepresidente de Industria. En Ourense José Manuel Pérez Canal también tiene detractores en el seno de su junta directiva. De hecho uno de sus integrantes, Antonio Dieter Moure, se enfrentó a él en la carrera electoral por la presidencia de la CEG. La posición deudora a corto plazo de la CEO ha mejorado un 66,5%, pero tanto en 2014 como en 2015 no registró excedente y su patrimonio adelgazó en algo más de 50.000 euros para absorber pérdidas. En el mismo periodo los ingresos se redujeron más de un 18%, tanto por las cuotas (-19%, aunque prevé que suban a cierre de 2016) como por las subvenciones. Con un gasto en personal de más de medio millón de euros, lo que aportan sus socios no podría mantener a los empleados. Tampoco Pontevedra.

Al igual que en la CEG, las inversiones ejecutadas en los años más prósperos han permitido a las patronales provinciales disponer de un inmovilizado material importante (sus sedes). En el caso de la confederación autonómica incluso ha servido para pedir dos hipotecas y apalabrar una tercera, que servirá para que pueda evitar el concurso de acreedores. A falta de datos de Lugo, la patronal coruñesa es la más estable por la férrea posición de su presidente, Antonio Fontenla, más que cómodo en el sillón presidencial (coquetea ahora con postularse de nuevo a la CEG). Según las cuentas colgadas en la web -no desglosa, salvo en la página de presupuestos de 2016 los ingresos por cuotas asociativas-, la CEC cerró el año pasado con beneficios. Eso sí, se achicaron un 75%, ya que los ingresos cayeron en casi 700.000 euros. El colchón ha permitido a la organización que dirige Fontenla retrasar la premura sobre un debate, el del modelo que han de asumir en el futuro, que todas las patronales tienen en agenda.