Después del propio diseñador (31,5%), la cadena de perfumerías Puig es la segunda accionista de Adolfo Domínguez, pero desde ayer no tiene representante en el consejo de administración. La compañía catalana ahonda así en la crisis de gestión de la textil gallega, que la semana pasada también comunicó la renuncia de los dos grandes fichajes del pasado verano: Juan Antonio Chaparro y Fuencisla Clemares. El representante de Puig era hasta ayer José Luis Nueno, quien presentó su renuncia junto con la de José María García-Planas.

La esposa del diseñador, Elena González, deja también el consejo (era ejecutiva en el mismo) y pasará a llevar solo el área de AD Mujer, como ha comunicado la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Para suplir estas bajas Adolfo Domínguez incorpora al consejo a su hija Adriana y a Juan Manuel Fernández Novo. Esta reorganización interna se produce además la misma semana que el grupo textil ha dado por perdido el fichaje de Costas Antimissaris, un ex de Inditex que iba a convertirse en consejero delegado.

Además Domínguez ha consumado la ruptura total con su anterior consejero delegado, Estanislao Carpio, a quien ha recomprado las 129.340 acciones que tenía de la empresa textil. De acuerdo a los datos remitidos a la CNMV el paquete de títulos se abonó a 3,4 euros cada uno (al precio al que cerraron ayer en Bolsa), con lo que el importe de la compra ascendió a algo menos de 440.000 euros.