En el año 2000 el precio del fosfato diamónico (DAP), clave para la elaboración de fertilizantes, era de 154,2 dólares la tonelada métrica. Los últimos datos disponibles consolidados (2015) elevan esta cifra a los 472 dólares, un 200% más caro, aunque en 2008 esta commodity alcanzó un pico de casi 970 dólares. Al año se extraen 191 millones de toneladas de este mineral, cuyas reservas mundiales se estimaban en 2012 en 71.000 millones de toneladas. Dada su relevancia estratégica tanto Estados Unidos como China han prohibido su exportación a fin de preservar sus reservas para blindarse cuando empiece a escasear. Son también los países de mayor consumo, para lo que dependen principalmente de Marruecos y Jordania (este país tiene un tratado de libre comercio con los norteamericanos para facilitar las transacciones de fosfato). Tras las materias primas energéticas (petróleo y gas) este mineral es, a juicio del Ministerio de Agricultura español, el que más influye en la actividad agrícola.