Los lobbies empresariales y los promotores de suelo del país vecino esgrimen como principales argumentos para atraer nuevas fábricas de la industria del automóvil los costes salariales en la región, literalmente un 50% inferiores a los de la media del sector en Galicia; el índice de absentismo laboral, también un tercio inferior al gallego, y los precios low-cost del terreno, con promociones incluso a 1 euro el metro cuadrado en función de la inversión y del número de puestos de trabajo que se vayan a crear.

La comunidad gallega parte de una posición competitiva inferior en costes laborales. Según un estudio elaborado por la consultora alemana Roland Berger, la masa salarial en el sector del auto en Galicia ronda los 17.500 euros anuales por trabajador directo, frente a los 8.900 euros en el norte de Portugal (casi la mitad). Y en el caso del empleo indirecto, la masa salarial gallega ronda los 22.400 euros anuales, mientras que al otro lado de la frontera se sitúa en 11.300 (un 49,5% menos). La diferencia entre regiones es mayor si se analizan las tasas de absentismo laboral, según la misma consultora. Así, en Galicia la media está en el 5,9%, frente al 2% del norte luso, que a mayores tiene una apertura de horas de trabajo al año mayor (1.900 horas frente a 1.748).

En esa pugna por captar nuevas inversiones, el otro hándicap de Galicia continúa siendo el coste del suelo industrial, sobre todo al sur de la provincia de Pontevedra. El informe de Roland Berger recoge que el precio medio del metro cuadrado en la provincia se mueve en una horquilla de entre 120 y 350 euros, y entre los 12 y los 80 euros en el resto de Galicia. En el norte de Portugal, en cambio, los precios oscilan entre 0 y 50 euros el metro cuadrado.