Los taxistas portugueses se plantaron ayer "por tiempo indeterminado" contra la anunciada legalización de Uber, a la que pretendían mostrar su rechazo con una concentración en Lisboa que, tras ser interrumpida por incidentes violentos, tuvo lugar en las cercanías del aeropuerto.

Inicialmente se había previsto una marcha de varias horas, pero aún no se vislumbra final para esta protesta de los taxistas, que tienen incluso tiendas de campaña para montar en caso de que sea necesario, según advirtió el presidente de la Asociación Nacional de Transportadores Ligeros en Carretera (Antral), Florencio Almeida.

Sus declaraciones culminaron una intensa jornada en la que las cosas no salieron como estaba previsto, es decir, realizar una marcha lenta que colapsara Lisboa y que concluyera ante la sede del Parlamento portugués.

Les acompañaban vehículos con la bandera de España, para hacer notar la presencia de colegas del sector procedentes de Barcelona (STAC) y Madrid (Fedetaxi), cuyo presidente, Miguel Ángel Leal, subrayó que los taxistas no van a permitir que "plataformas de falsa economía productiva" les "arruinen".