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análisis

Pescanova se olvida de la vieja cadena de mando

La compañía apuesta ahora por una estructura matricial, pensada para proyectos colaborativos y sin el modelo piramidal del expresidente Sousa

Desde la izquierda, Francisco Estévez (auditoría interna), Manuel Hernández (comercial), José Rodríguez (jurídica), David Troncoso (flota), Ignacio González (CEO), Rafael Prieto (acuicultura), Ángel Matamoro (personas), José Fafián (detrás, industria), Raimon Trías (finanzas), Carlos Sánchez (detrás, suministro), Juan Viñas (marketing) y Javier Díaz (detrás, estrategia y transformación). // FdV

"Existía una persona, Manuel Fernández de Sousa, que [...] instruía y/o consentía la ejecución de las operaciones e irregularidades aparentes llevadas a cabo [...] que se ha apoyado en parte de su cúpula directiva". Era la Pescanova de antes, con una estructura completamente jerárquica donde el pico de la pirámide era siempre él. "Solo recuerdo a una persona que podía contradecir a Manuel", recuerda un exempleado, al referirse a Joaquín Viña (ex de auditoría interna). Este modelo de gestión - asociado a "organizaciones más tradicionales y con menor capacitación del equipo directivo", expone un experto y también exdirectivo de la pesquera- es historia en la multinacional. El consejero delegado (CEO) de Nueva Pescanova, Ignacio González, ha vertebrado la cadena de mando con una estructura matricial, de moda en el mundo empresarial anglosajón.

"Exige niveles de intercambio de información y trabajo en equipo muy elevados para que sea efectiva y mucha cualificarían de la gente", continúa el mismo ejecutivo, que señala como riesgo que "no toda la estructura tenga clara la cadena de mando". En esencia, puede decirse que un empleado tiene dos mandos superiores: uno funcional y otro ejecutivo. El director de una granja acuícola, por ejemplo, tendrá como jefe funcional a Rafael Prieto, máximo responsable de este departamento. Pero, al mismo tiempo, rendirá cuentas a Carlos Sánchez, de Cadena de Suministro Integrada, a fin de aprovechar al máximo la estructura vertical de la empresa y ahorrar costes en la compra de materia prima. "Hasta ahora -continúa el mismo experto"- la estructura matricial se venía empleando en empresas de proyectos muy colaborativos, universidades e instituciones".

De los diez integrantes del comité ejecutivo de Nueva Pescanova solo tres tienen la condición de directores generales: David Troncoso (Pesca), Rafael Prieto (Acuicultura) y Manuel Hernández Cansino (Comercial). ¿La razón? Los expertos consultados apuntan a que "es una forma de hacer prevalecer el criterio jerárquico en caso de duda", y la compañía ha elegido a los líderes de las tres patas (pesca, acuicultura y ventas) más importantes para la matriz. Son el core business, donde por cierto irán a parar las limitadas inversiones del plan ¡Todos a una! (el nombre no es casual) hasta 2020 con la adquisición de "entre nueve y diez barcos" y la puesta en marcha del Pescanova Biomarine Center.

De Ignacio González dependerán en primer término dos departamentos indispensables para la consecución del plan estratégico. El primero, con José Fafián al mando, será la dirección de transformación industrial. Las factorías no están a su máxima capacidad y el CEO de Pescanova considera que pueden satisfacer las previsiones (1.500 millones de ingresos en cuatro años) y sin inversiones adicionales. El segundo, esta vez bajo la batuta de Javier Díaz, es la dirección de estrategia y transformación. Velará por el cumplimiento de los hitos marcados en el plan 2016-2020.

En contraposición a este modelo matricial está el pasado. Explica el experto que, con un patrón tan jerárquico como el de Sousa, "la unidad de mando está clara, pero a su vez es cuello de botella en toma de decisiones y la información solo suele fluir en sentido vertical, de manera que lo que hace una unidad no sea conocido por las otras" y, adicionalmente, "favorece las ingenierías contables".

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