El fondo norteamericano The Carlyle Group anunció ayer que ha culminado el proceso de adquisición de Cupa Group (Cupire Padesa), líder mundial en producción y distribución de pizarra natural para cubiertas. La inversión, cuyo importe no ha sido desvelado, se ha hecho desde el fondo Carlyle Europe Partners IV (CEP IV), especializado en operaciones de buyout, que ha comprado la participación de las familias fundadoras y de Abanca. El gestor de activos y los accionistas de la pizarrera de origen gallego habían llegado a un preacuerdo de venta el pasado mes de junio, como avanzó FARO, por un montante que se estimaba en torno a los 170 millones de euros.

The Carlyle Group precisó que Javier Fernández, director general de Cupa y actual accionista del grupo, mantendrá su participación y seguirá al frente de la compañía junto con el equipo directivo actual. Con sede en A Medua (Sobradelo de Valdeorras), Cupa tiene sus orígenes en 1892 y en la actualidad emplea a más de 2.100 personas en todo el mundo. Es el líder mundial en la extracción, producción y distribución de pizarra natural con más de 20 canteras que producen pizarra de alta calidad que se exporta a más de setenta países bajo la marca Cupa.

La compañía también opera en el sector de la piedra natural a través de Cupa Stone, uno de los mayores distribuidores independientes de productos de piedra natural en Francia y España. Además, controla Burton Roofing, el segundo mayor distribuidor de materiales para cubiertas del Reino Unido.

A finales de la década de los noventa, la sociedad Cupire Padesa (Cupa Group) irrumpía con mucha fuerza en el creciente negocio granitero vigués con la compra al entonces presidente de la patronal gallega, Antonio Ramilo Fernández-Areal, de la granitera que llevaba su nombre, y que fue el germen de lo que hoy es la división Cupa Stone.

La operación fue sonada, ya que Cupa Group se había hecho con una de las industrias pioneras en la extracción y transformación de granito con destino a la exportación; de hecho, fue una de las primeras empresas del sector en dar el salto a Estados Unidos, que por aquellos años era un feudo inexpugnable de los productores italianos. La compra de Ramilo formaba parte de un lógico proceso de diversificación del holding.