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Plan de viabilidad

El grupo chino Citic inyecta 15 millones en su factoría de Porriño para sanear cuentas

La calderera amplía capital hasta los 19 millones y abre nuevas líneas de negocio en los sectores "offshore" y petroquímico - Tiene activo un ERE de un año para 138 operarios

Un operario de la empresa trabaja en una de las plataformas "offshore" que Citic montó en Bouzas. // J.L.

La división de industria pesada del gigante empresarial chino Grupo Citic (Citic Heavy Industries Corporation) ha inyectado 15 millones de euros en su filial de calderería de Porriño (la antigua Censa) para equilibrar sus balances y llevar a cabo el nuevo plan de viabilidad con el que Citic HIC Gándara Censa pretende recuperar su liderazgo a nivel mundial, según ha podido saber FARO. Una de las patas de dicho plan es diversificar su oferta de productos (grandes piezas de calderería) y penetrar en nuevos nichos de mercado como la eólica offshore y la industria petroquímica, frente a los sectores tradicionales, como la minería y el cemento.

La inyección de fondos se llevó a cabo este mes mediante una ampliación del capital social de la firma, que ha pasado de los 4,13 millones de euros a 19,13, con el objetivo de asegurar la viabilidad económica de la factoría -que ha sufrido una brusca caída de la carga de trabajo en los últimos años- hasta la entrada de nuevos pedidos. De hecho, la mayor calderera del país se vio obligada el pasado mes de agosto a activar un expediente de regulación de empleo temporal de un año de duración para 138 de sus trabajadores, con el compromiso de que cada empleado pueda acogerse solo un máximo de 180 días al ERE, como recogió este diario.

La ampliación de capital y la puesta en marcha de este nuevo plan de viabilidad coinciden con el nombramiento de un nuevo consejero delegado en la planta porriñesa, Juan José Agulla López, que ya en una etapa anterior había sido responsable comercial de la compañía. En esta nueva fase, Citic HIC Gándara Censa quiere labrarse un nombre en sectores como la eólica offshore y la industria petroquímica. Para este primer nicho, la firma del grupo Citic ya montó el año pasado en una carpa ubicada en la terminal de Bouzas cuatro prototipos de bases para grandes torres eólicas en el mar del Norte, de nueve metros de diámetro por seis de alto, dimensiones que hacían imposible su transporte por carretera desde su factoría en el polígono de As Gándaras.

Una de las demandas históricas de esta compañía fundada en 1987 ha sido encontrar instalaciones adecuadas a pie de muelle para poder ensamblar y enviar por vía marítima sus productos, sin tener que recurrir a transportes especiales que obligan en algunos casos a levantar los puentes de la autovía y a cortar el tráfico (con los costes que eso implica). Fuentes de la Autoridad Portuaria indicaron a FARO que hasta ahora no ha habido ningún encuentro formal con la empresa para encontrar una posible nueva ubicación en terrenos del Puerto (uno de los emplazamientos que siempre se habían barajado era la terminal de piedra en concesión del granitero David Fernández). También desde el astillero vigués Hijos de J. Barreras negaron contactos con el grupo Citic para una hipotética entrada en su capital, como apuntó algún medio esta semana.

Necesidad de espacio

El problema son las necesidades de espacio de la calderera porriñesa, no tanto para la fabricación de estas grandes piezas, sino para su almacenaje antes de cada embarque. En el segmento de la eólica offshore, este handicap es todavía mayor por el tamaño del producto (megapiezas como las cuatro bases que se montaron el año pasado en la terminal de Bouzas), que suelen encargarse en grandes lotes que se tendrían que almacenar a pie de muelle (como ha ocurrido con las jackets que Navantia y la asturiana Windar han fabricado en Fene para el parque eólico marino Wikinger de Iberdrola en el Báltico). Solo la fábrica de Porriño, totalmente modernizada tras la entrada del Grupo Citic en 2011 -que invirtió cerca de 40 millones de euros en infraestructuras y maquinaria especializada-, cuenta hoy con 7.000 metros cuadrados de superficie sin apoyos intermedios, lo que la convierte en una de las más grandes de Europa con este formato.

Una empresa con historia rescatada por los trabajadores

  • Gándara Censa -al principio, Santaz Censa- formaba parte del grupo del astillero vigués Factorías Vulcano, que se deshizo de ella en 2000 en medio de una crisis económica, aunque el origen de la empresa data de 1987 y con anterioridad había tenido otros dueños, como el grupo asturiano Duro Felguera.Fueron los trabajadores, un año después de la salida de Vulcano, los que cogieron las riendas de la compañía -evitando su cierre- hasta 2004. Ese año, la sociedad de inversión del presidente del Real Club Celta, Carlos Mouriño, Inverhismex (51%); la consultora CIP (25%) y el grupo Puentes y Calzadas (17%), se hicieron con el control de la calderera. El 7% quedó en manos de minoritarios.Cinco años después, Puentes y Calzadas cedía su participación a Inverhismex, el accionista mayoritario. E Inverhismex cerró la venta de la compañía al gigante chino Citic en 2011 por unos 50 millones de euros.

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