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La industria del motor

Los nuevos proveedores de PSA en Portugal crearán 2.000 empleos

Más de una veintena de proveedores anunciaron nuevas plantas o ampliaciones en apenas dos años

Los nuevos proveedores de PSA en Portugal crearán 2.000 empleos

Las nuevas inversiones de la industria de automoción comprometidas en los últimos dos años en el norte de Portugal supondrán la creación de más de 2.000 puestos de empleo directos, según la información aportada por las propias empresas. En ese periodo, la parte lusa de la Eurorregión ha captado más de 350 millones de euros para la puesta en marcha de nuevas fábricas o la ampliación de unidades de producción ya existentes, como han sido los casos de la multinacional alemana Bosch (Braga) y del grupo francés Faurecia (Bragança). El norte luso se consolida así como un pujante polo automovilístico que tiene en las factorías de Balaídos y Mangualde del Grupo PSA a dos de sus principales clientes.

En esta última ola inversora del motor en el norte de Portugal fue clave el efecto llamada de los nuevos lanzamientos de PSA-Vigo, el proyecto K9, la próxima generación de furgonetas de Citroën, Peugeot y Opel, que saldrá al mercado en 2018, y el V20, un todocamino previsto para 2020 y cuya adjudicación de componentes acaba de arrancar. De hecho, el K9 atrajo ya a firmas como la alemana Eberspächer, que acaba de confirmar la construcción de una planta en Tondela (cerca de Mangualde) para fabricar sistemas de escape para este proyecto; la francesa Eurostyle en Viana do Castelo, que abrirá dos fábricas para componentes de interior, y la japonesa Howa, también en Viana, que suministrará productos textiles y espumas para los aislamientos térmicos y acústicos de los techos y los paneles laterales de puertas, como avanzó este diario.

La lista de nuevas inversiones es larga y fuentes del sector reconocen que habrá más en los próximos años, dadas las ventajas competitivas que aporta la zona norte de Portugal: salarios y terrenos low-cost y proximidad a las grandes factorías de PSA y Renault en la península Ibérica. Las mayores por cuantía económica corresponden con dos fabricantes de componentes que ya estaban implantados en suelo luso: la multinacional alemana Continental en Vila Nova de Famalicão (60 millones de euros), y la división de tecnologías de emisión de Faurecia en Bragança, que abrió una segunda planta con una inversión de 41,5 millones de euros y 400 nuevos empleos, hasta alcanzar los 850. También destacan los proyectos de la suiza Aspöck en Oliveira de Azeméis (fabricará sistemas de iluminación para el K9), la india Sakthi en Águeda (productos de fundición) y Bosch en Braga.

También empresas de capital gallego han confirmado el salto al norte de Portugal en los últimos dos años, en la mayoría de casos para acompañar a sus principales clientes, como Marsan Transformaciones Superficiales en Valença do Minho (instalará una unidad productiva dentro de la factoría del Grupo Antolín en este municipio luso, en plena ampliación), Maviva (abrirá un centro logístico en Mangualde), Valver (ya inauguró un segundo centro de producción en Paredes de Coura) o Cablerías Auto (abrió una planta en Valença). Y ya contaban con instalaciones en Portugal compañías como Grupo Copo (Copo Têxtil Portugal y Flexipol), Drovigo o MRF, entre otras.

La batalla que los proveedores instalados en Galicia libraron contra las fábricas portuguesas y magrebíes con el proyecto K9, que se saldó con un notable aumento de la carga de trabajo en estos países pese a que la industria gallega retuvo su volumen de negocio (hay que tener en cuenta que el K9 son tres furgonetas, frente a las dos que hay en la actualidad, por lo que la facturación a mayores que aportará esa tercera silueta no recaerá en Galicia), volverá a repetirse con el V20, el todocamino de Peugeot confirmado el pasado mayo cuyo lanzamiento está previsto para 2020.

Las bazas lusas

Los lobbies empresariales y los promotores de suelo del país vecino volverán a esgrimir como argumentos para atraer nuevas fábricas los costes salariales en la región, literalmente un 50% inferiores a los de la media del sector en Galicia; el índice de absentismo laboral, también un tercio inferior al gallego, y los precios low-cost del terreno, con promociones a 1 euro el metro cuadrado en función de la inversión y del número de puestos de trabajo que se vayan a crear.

Según un estudio de la consultora Roland Berger, la masa salarial en el sector en Galicia ronda los 17.500 euros anuales por trabajador directo, frente a los 8.900 euros en el norte de Portugal (casi la mitad). Y en el caso del empleo indirecto, la masa salarial gallega ronda los 22.400 euros anuales, mientras que al otro lado de la frontera está en 11.300 (un 49,5% menos).

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