El juicio por las tarjetas black arranca hoy y sienta en el banquillo de los acusados a 65 exconsejeros y directivos de Caja Madrid y Bankia, entre ellos sus respectivos presidentes, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, para quienes la Fiscalía Anticorrupción pide penas de entre uno y seis años de cárcel por delitos de apropiación indebida.

Se trata de una de las citas judiciales más mediáticas que llega tras más de dos años de investigación que llevaron al juez instructor del caso, el magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, a concluir la existencia de indicios de que los altos cargos de las entidades se gastaron 15,5 millones de euros entre 1999 y 2012 en gastos personales.

No obstante, solo se juzgará la etapa posterior a 2003 debido a que el resto de la responsabilidad por los gastos ha prescrito y no puede ser juzgada. El juez instructor concluyó que las tarjetas fueron emitidas "sin respaldo contractual alguno", que su uso "no tenía como finalidad gastos de representación" y que, consecuentemente, el dinero debía considerarse como una retribución "irregular".

El juicio, que se celebra en la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando (Madrid), comienza con cuestiones previas que continuarán el 27 de septiembre. Los interrogatorios serán el 30 de septiembre y finalizarán el día 7 de ese mes y tras el turno de testigos y expertos periciales, el juicio quedará listo para sentencia el 23 de diciembre.

Bankia-BFA, el Fondo de Reestructuración Bancaria (FROB) y Tenedora de Acciones SAU (BFA) ejercen la acusación particular mientras que la Confederación Intersindical de Crédito (CIC) y la Confederación General de Trabajo, la acusación popular.

Frente a la tesis adoptada por el fiscal Alejandro Luzón, la defensa de los propios acusados argumentó que el uso de estas tarjetas era una práctica plenamente aceptada y heredada del expresidente de Caja Madrid Jaime Terceiro entre los años 1988 y 1996, a quien señalan como el responsable de ponerla en marcha.