La adquisición de Elaborados Metálicos SA (Emesa), con sede en Coirós, por la compañía madrileña -pero de origen andaluz- Grupo SOIL está a punto de cumplir un año y las cifras de actividad de la firma gallega de construcción de estructuras metálicas singulares distan mucho, con una clara mejoría, de cuando dependía del grupo Isolux Corsán. Sólo la cartera de pedidos de la factoría coruñesa se ha multiplicado por más de seis en apenas un año -la venta se cerró el 28 de octubre-, al pasar de los tres millones de cuando se selló la operación a los actuales 20 millones.

Al hacerse con Emesa, Grupo SOIL buscó reforzar la eficiencia y productividad de la compañía y una de sus apuestas estratégicas fue el lanzamiento de una línea de negocio para la construcción de módulos para el sector energético, un sector en el que ya ha logrado un contrato para fabricar una planta modular para el tratamiento de lodos destinada a la industria petrolífera.

Entre las principales obras en las que participa están la ampliación del puente de Rande, la estación de tren de Utrech, el puente de Brujas y el de Massenhoven, estos dos últimos en Bélgica.