La transformación de una economía desde un perfil más industrial o manufacturero a otro enfocado al sector servicios es considerado por algunos expertos como un factor que explica el estancamiento de las condiciones de vida en muchos países desarrollados. Los salarios en los servicios son, en Galicia, un 16% más bajos que en la industria, una horquilla que se ensancha hasta rozar el 40% si seleccionamos dos profesiones específicas. En 2014 los empleados de comercios cobraron una media de 14.232 euros, por los 19.799 de un operador en una empresa manufacturera. Galicia no escapa a la terciarización de la economía, que critican ideólogos como el Nobel Paul Krugman, y el peso del comercio y la hostelería en el PIB alcanzó en 2015 un máximo histórico: 21,9%.
El avance de estas actividades, incluidas en el macrosector servicios, va en detrimento de otras como la agricultura y pesca (extractiva), la industria (hoy representa el 17%), las inmobiliarias (venta de inmuebles) o las artísticas. Por contra solo aguantan el tirón la construcción (6,4%), que empieza a remontar aunque continúa lejos de los valores precrisis, del 11,3% de 2006; y crecen también las actividades profesionales, entre las que se incluyen servicios técnicos o administrativos. Otras, como las comunicaciones o las derivadas de la administración pública, aguantan el tipo sin cambios.
En el año 2000 la industria tenía un peso del 19,4% en la generación anual de riqueza de la economía gallega, con unos valores brutos de 6.650 millones de euros. El comercio y la hostelería -también con el transporte- ya superaba esa ratio, con el 19,9% y 6.839 millones de euros. Desde el 2000, y en valores nominales, la industria creció un 42,8%, por debajo del avance del PIB gallego (+62,7%). Comercio y hostelería, por su parte, crecieron casi un 80%. Solo entre 2014 y 2015 su peso nominal en el PIB creció en 400 millones de euros, por los 60 de la industria. Ésta, por su parte y a nivel interanual, ya tiene menos peso en la economía autonómica que la administración pública.
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Para Krugman economías como la norteamericana "han expulsado a los trabajadores de los empleos de salarios altos en el sector manufacturero y les ha obligado a aceptar otros mucho peor pagados en el sector servicios" (El internacionalismo moderno), lo que, a su juicio, es un ejemplo de terciarización. Pero coincide también en un aspecto aplicable en parte al PIB de economías como la gallega, donde "la mayor parte del empleo y el valor añadido está hoy en el sector servicios". El problema es "el atraso de la productividad" en estas actividades, que provoca un "estancamiento de los niveles de vida". Ahora bien, el deterioro de la industria en Galicia y los ajustes internos ejecutados por el sector privado provocaron en 2014 una caída de la ganancia media de un empleado manufacturero de casi 200 euros, aunque en el caso de los servicios el salario medio se redujo en 500, según la Encuesta de Estructura Salarial del INE.
Vigo, quinta ciudad de España con más contratos industriales
- Solo cinco ciudades en España superan cada mes un volumen de contratos para el sector industrial para más de 2.000 personas. El ranking, de acuerdo a los datos oficiales del Servicio Público de Empleo (SEPE), lo lidera Madrid, que en julio alcanzó los 4.129. Vigo, con 2.033, ocupa la quinta posición, que alterna por temporadas con Valladolid (2.150). Barcelona ocupó el segundo puesto (3.066), por el tercero de Burgos (2.656). Todas las ciudades tienen en común una potente presencia de la industria de automoción y actividades auxiliares (más limitada en Madrid), con las plantas del grupo PSA, Seat, Renault o de componentes como Grupo Antolín (Burgos).
