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El metal gallego deberá fichar hasta 2019 a 5.000 trabajadores para cubrir jubilaciones

-El sector trabaja para que la carestía de personal cualificado no obstaculice su desarrollo -Ajustadores, fresadores, torneros, caldereros y matriceros, los que más cuesta encontrar

El metal gallego deberá fichar hasta 2019 a 5.000 trabajadores para cubrir jubilaciones

En los últimos seis años la industria gallega ha perdido a algo más del 19% de sus ocupados, casi todos varones. Por franjas de edad, los profesionales mayores de 55 años han pasado de 19.000 a 14.200 desde finales de 2009, lo que supone un descenso del 25%, o la pérdida de uno de cada cuatro profesionales. Entre los empleados de entre 25 y 34 años la caída fue el doble de abrupta: un 40% menos de ocupados. Por esta razón la renovación generacional es una de las grandes preocupaciones del sector, que se nutre de personal cualificado. Según los datos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime), hasta 2019 se jubilarán unos 5.000 trabajadores solo en el metal, sin que a día de hoy exista la garantía de que vayan a ser adecuadamente reemplazados por jóvenes formados en la comunidad.

En el sector trabajan 63.500 personas en Galicia, de acuerdo a la base de datos de empleo de la patronal, de las que un 75% son técnicos titulados o empleados con certificados de profesionalidad. Teniendo en cuenta que la previsión es de que se jubilen 5.000 personas, la cifra equivale a uno de cada diez profesionales en activo. El secretario general de Asime, Enrique Mallón, habla de un "sector eminentemente formado, cualificado y mayormente titulado". La elevada demanda interna por la expansión del ladrillo agudizó la dependencia de las actividades metalúrgicas de la construcción, y el estallido de la burbuja obligó a una nueva reconversión.

Emigración

Muchos profesionales abandonaron la actividad con destino al -habitualmente- cajón de sastre del sector servicios, y otros se mudaron al extranjero. Así que, a los problemas formativos, hay que sumar la descapitalización que sufrió el metal gallego en los últimos años. "Estamos intentando articular medidas para que esto no suponga un inconveniente en el desarrollo del sector", afirma Mallón, quien reclama "una correcta política formativa". "Hay que primar la inversión en maquinaria y equipos en las empresas y en centros formativos que no solo formen a profesionales del lápiz y papel, digamos, sino a profesionales de la máquina, del proceso productivo", enfatiza. El alumnado gallego no da la espalda a la formación profesional, cuya promoción reclaman los mayores expertos económicos del país. Galicia presenta, con el 48% del total, el porcentaje más elevado de alumnos que optan por un ciclo medio de Formación Profesional frente a Bachillerato.

La patronal metalúrgica -que eleva el peso del sector al 17% del Producto Interior Bruto (PIB) de Galicia- admite que "existe la creencia" de que los programas informáticos de gestión o de diseño "sustituyen esa exigencia tradicional del conocimiento del oficio". Pero los empresarios, muchos de los cuales han pasado a ocupar cargos directivos tras pasar por la fase productiva, aseguran que es necesario contar con profesionales capaces de asumir contratiempos o reparaciones de forma ágil. "Eso solo se consigue con esa cualificación y experiencia". En el metal gallego los oficios con mayor dificultad para su reemplazo son los ajustadores, torneros, fresadores, caldereros y matriceros, aunque la patronal también reconoce la dificultad para encontrar delineantes cualificados.

"En el sector naval y marítimo siempre son determinantes los caldereros, tuberos y soldadores", agrega Enrique Mallón. Máxime teniendo en cuenta la transformación de la actividad de construcción naval en una industria de ensamblaje de procesos. Pasa Asime no es fácil lograr el retorno de los profesionales que han dejado el sector. "Muchos buenos soldadores han emigrado", expone el también portavoz de la asociación, quien destaca como "llamativa" la carencia de estos profesionales en Vigo y Ferrol, después de que hayan marchado a empresas de Canarias, País Vasco, Holanda, Reino unido o Brasil.

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