Nadie sabe lo que pasará a raíz del Brexit Brexitpor varias razones: Reino Unido lleva 40 años sin firmar un acuerdo bilateral, el Tratado de la Unión no especifica cómo salir de la UE y el peso de la economía británica no llega al 3% del PIB mundial. Lo que sí ha quedado claro es que es un "factor de incertidumbre" y que puede actuar de acicate para que otros gobiernos emprendan el mismo camino que el malogrado David Cameron si Bruselas no actúa con contundencia. Esta fue la principal conclusión que afloró ayer en el I Foro de Inversión y Finanzas Personales organizado por el Círculo de Empresarios, y que contó con la participación de las mayores gestoras del mundo: Pimco, JP Morgan, Morgan Stanley y Franklin Templeton Investments.

En opinión de los expertos el Brexit no es reversible. El referéndum no era vinculante, "pero no hay marcha atrás. No puedes ignorar a más de la mitad del pueblo británico porque los mercados entiendan que es una mala solución". La salida, que no se empezará a negociar políticamente hasta que se nombre al sucesor de Cameron, es otro evento geopolítico que ha azotado a la UE desde 2010, entre el caos griego, la crisis bancaria o la crisis de los refugiados. A corto plazo el efecto del Brexit es de una enorme volatilidad en los mercados -como el desplome del Ibex del 12,35% el viernes 24, la mayor de su historia (más que por la caída de Lehman Brothers o el 11S)- o la apreciación de valores refugio como el oro, que se disparó un 6,3% tras conocerse los datos de la consulta. A medio plazo, y para un inversor, generará oportunidades. El mercado tiende a sobrerreaccionar y hay valores que han perdido mucho valor, ya sea por su exposición a la economía británica o por el efecto contagio.

Y a largo plazo subyace un temor de base política pero que puede tener mucha repercusión en la economía: el auge de "populismos" de países como Francia, Holanda, Austria o Italia, con partidos favorables a seguir los pasos de Reino Unido y despedazar la UE. "La actuación de Bruselas será decisiva: no puedes ser muy blando" para no favorecer a los eurófobos, y "tampoco muy duro, porque es tu primer socio comercial". Todo son incógnitas, también para las gestoras que escudriñan al minuto el pálpito del mercado. En todo caso, los expertos sostienen que "no es tan importante" -apuestan por buscar el punto medio entre el pánico y la euforia- porque hay otras variables que marcarán el futuro de la economía.

Una de ellas es la evolución de los precios del petróleo, que ha vuelto a rozar los 50 dólares después de depreciarse tras el Brexit. Esta cotización baja -comparada con los 120 dólares de 2008- es buena para el mundo desarrollado, pero penaliza a economías como Venezuela o Rusia. En opinión de los ponentes el precio no diferirá a largo plazo por los avances tecnológicos -en el fracking, por ejemplo-, y porque los países productores necesitan de su venta para mantener sus ingresos. Otra es la inflación, sobre todo por la política de la Reserva Federal (Fed) de mantener tipos a riesgo de provocar una subida del índice de precios, lo que podría forzar a Janet Yellen a impulsar políticas monetarias "demasiado bruscas".

Y por último está China, que oficialmente crece al 6% -algunos expertos rebajan la cifra oficial al 4%- y que está en plena transformación de una economía manufacturera a otra donde el consumo sube al 11% anual. Aún estando muy apalancada y pese a que tendrá que echar una mano a su sector financiero -como han hecho los demás países en los últimos años-, el gigante asiático tiene un peso del 10% en el PIB mundial y su evolución será decisiva.