Shanghai Fisheries General Corporation es formalmente, desde el pasado 10 de junio, propietaria de la conservera viguesa Hijos de Carlos Albo a través de su filial Shanghai Kaichuang. Pero su vinculación con Vigo va más allá, puesto que entre los más de ochenta buques que componen su flota, al menos dos fueron construidos por Factorías Vulcano a principios de los años noventa. Se trata de los buques factoría Kai Yu (bautizado en 1992 como Stanovlenie) y el Geysir, que en 1994 recibió el nombre de Mekhanik Kovtun. El Sotrudnichestvo, que ahora se hace llamar Hércules, tiene bandera de las Feroe y, según fuentes del sector, compartió dueño con los dos anteriores (ya no está operativo). Tienen 105 metros de eslora y están gestionados por Kaichuang Deep Sea Fisheries, otra subsidiaria del grupo chino.

Se trata de los superarrastreros que rescataron de las dificultades de la reconversión, a finales de los ochenta, al astillero vigués. Dos de un pedido de quince que el Gobierno soviético encargó a Vulcano y a Naval Gijón. "Los han rescatado porque son versátiles y grandes, aunque ellos tienen una flota moderna para pesca pelágica", explica un asesor de Shanghai Kaichuang. Además de en China, los dueños de Albo tienen flota en Mauritania, Marruecos o Argentina, donde desembarcó en 2014 con la compra de la exfilial de Pereira, Altamare. El Kai Yu tiene puerto base en Zhoushan, donde sus propietarios construirán una factoría de atún; el Geysir tiene bandera rusa y faena frente a las costas de Noruega.

Los quince arrastreros construidos en la ciudad olívica y en Gijón, uno de los cuales se bautizó con el nombre de Vigo (ahora se llama Frigg), fueron diseñados por la firma noruega de ingenieros navales Fiskertrand & Eldoy. Los buques pueden hacer largas mareas sin necesidad de pisar tierra. Con camarotes individuales -fue la primera vez que se hicieron pesqueros con esta habilitación-, cada buque tenía una fábrica de conserva, de harina y aceite de pescado, además de una bodega de 4.000 metros cúbicos para pesca congelada.

Las embarcaciones fueron diseñadas con el objetivo de que pudiesen faenar en cualquier caladero del globo, incluidas las zonas árticas, para lo que se reforzó su casco, clasificado para navegar y pescar entre hielos. En su interior, los buques podían procesar y conservar todo tipo de capturas. De los quince barcos de aquel pedido, que ascendió a 70.000 millones de pesetas (casi 421 millones de euros), casi todos preservan la bandera rusa, aunque también los hay con puerto base en Atenas o las Feroe. Para Vulcano fue un contrato de 34.000 millones de pesetas y, además de los buques que pasaron por las manos de Shanghai Fisheries General Corporation, fabricó el Kapitan Azarkin, el Vigo, Solidarnost, Vladimir Starzhinskiy y Kapitan Demidenko.