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Primer balance mes y medio después del incendio

Fandicosta estrenará su nueva planta en mayo e impulsará sus productos en EE UU

La compañía admite el "milagro" de haber retomado la plena actividad en apenas mes y medio -Valora el "ánimo" y la "actitud positiva" del personal para superar la catástrofe

Ángel Martínez Varela

Nunca había sido tan complicado cargar un camión de transporte frigorífico. Y sobre todo para Fandicosta, un faro del sector que comercializó 31.200 toneladas de producto terminado en 2015. Aquel viernes 13 de mayo la dirección sabía que había que salir con mercancía de Domaio: por los clientes, los proveedores y la plantilla. "Abrir paso al transporte, el albarán, carretilleros, hacer la factura, cobrarla y pagar. Hay muchas cosas detrás de un camión, y tuvimos claro que teníamos que salir aquel día". Ha pasado un mes y medio desde el 9 de mayo, del incendio que engulló el 60% de la capacidad frigorífica de Fandicosta. Le hincaron la rodilla a fuego pero recuperó la plena actividad en tiempo récord. Quiere inaugurar las nuevas instalaciones en mayo del año que viene - "si puede ser el día 9, mejor"- y no ha perdido el apetito: el mercado norteamericano es su nueva apuesta.

José Luis Martín es el director Comercial y de Operaciones de la compañía, en la que acababa de aterrizar cuando se desató el incendio. Los planes que traía en la maleta, como la potenciación de las marcas propias -Maremundi, Cúidate+ y Natural Sea-, han pasado a un plano más discreto. "Es una compañía irrepetible. Muy ágil, flexible, la actitud positiva del personal y su ánimo han sido extraordinarios". Habla de "milagro" para describir algo que, si no lo es, lo parece. De los 134 trabajadores que podían pasar al paro -con el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE)- solo hay dos que no están trabajando a día de hoy, y la empresa ha tenido que echar mano de personal de subcontratas para atender picos de producción. El personal de administración ha podido volver a las instalaciones de Moaña tras haber tenido que trabajar unas semanas en Vigo.

"Ha sido muy importante volver. Nosotros estábamos en Casa Botas (matriz del grupo que preside Ángel Martínez) y los trabajadores en la factoría". Todos se han hecho hueco donde han podido: en la oficina se comparten mesas, en la planta se trabaja con algo menos de espacio, los despachos han encogido y hay reuniones junto a la máquina de café. "La actitud de la gente ha sido increíble, estamos haciendo trabajos que no tenían que estar ocupándonos normalmente, con las pólizas y seguros". En la nave B, la que se salvó, se ubicará la semana que viene la línea de pota y embolsado. "Donde no creías que había espacio, recolocas algunas cosas y lo hay". Fandicosta empezará a construir las nuevas instalaciones en septiembre. No hay decisiones tomadas sobre el proyecto, que sí permitirá modernizar la maquinaria, y que debe sucar aún un mar de burocracia.

Aunque sí se resintió por la falta de stock, la compañía no perdió clientes. Se reconvirtió en una fase productiva más inmediata ante la pérdida de capacidad frigorífica -"producir, servir, producir, servir"-, y aprovechó el espacio de Casa Botas y la antigua Friporto (Vilagarcía) como almacén y para la producción. Esta última planta estaba al 40% de actividad antes del siniestro, y está ahora al 90%. La base logística ha permanecido intacta y trabaja con los mismos mercados: España, Italia, Grecia, Turquía, Francia, México o Portugal. "Y ahora queremos centrar nuestra apuesta en Estados Unidos", donde ya venden. José Luis Martín expone como ejemplo que, "si otro es capaz de estar en Dinamarca, nosotros también". Con una facturación de 107 millones de euros, los productos de Fandicosta llegan a treinta países, y el 32% de las ventas se exportan.

Con Ángel Martínez liderando la comitiva, la empresa sigue devorando hitos."Aquel camión no fue un espejismo"

Un motor incombustible

  • Tenía Ángel Martínez Varela 65 años cuando la compañía que había fundado superaba por primera vez los cien millones de volumen de negocio. Mercado en expansión, más demanda y un nombre afianzado en el sector. Pero decide el más difícil todavía: dejar el acomodo y hacerse emprendedor, dejar la marca de distribuidor (MDD o marca blanca) y apostar por sus propias enseñas, dejar la dinámica de solo empaquetar congelados y hacer I+D. "Vender pescado lo puede hace casi cualquiera, pero nosotros tenemos que dar servicio al consumidor", dice un miembro de su equipo.Cumpliría 66 años Ángel Martínez y continuaba él con su apuesta -Frigoríficos del Morrazo dejó el accionariado hace "unos meses", como confirmaron desde la empresa de Cangas a este periódico-, incansable. Y no es incompatible la edad con estas aventuras, pero sin duda no es lo habitual. Fichó a José Luis Martín Menor, procedente de Pescanova, para distribuir a pie de campo la nueva filosofía de equipo.Y le llegó un sopapo con 67 años. Había jugado partidos complicados en el pasado -asumió los mandos de Botas por el fallecimiento de su padre, con 21 años- y levantó de la nada un gigante. Se había convertido en un ejemplo. "No conozco a nadie que no valore su trayectoria en el sector", dice uno de su quinta, ya retirado. Veintisiete puntos de atraque, 30.000 metros cuadrados para la producción industrial, 115.000 metros cúbicos de capacidad frigorífica. Parte de su obra la quiso el fuego para sí, pero Ángel Martínez la quiere de vuelta. Tiene al personal de su lado y los clientes no le han fallado. Y, visto lo visto, las fuerzas y las ganas, tampoco.

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