"Nadie se va a presentar a menos que dé un paso atrás, y quien lo haga será con su apoyo". A juzgar por las palabras que lanzó este empresario hace algo más de un mes, a Antonio Fontenla Ramil (A Coruña, 1943) no le agradó ningún posible sucesor para asumir las riendas de la Confederación de Empresarios de A Coruña (CEC), o no ha encontrado las ganas de retirarse (de la organización). El caso es que hoy será nombrado presidente por cuarta vez y aspira a completar un mandato colosal: 2000-2020. Veinte años en el cargo, hasta los 78 que tendrá cuando lo deje. Si lo deja.

Pocos sabían fuera de su feudo que Antonio Fontenla iba a ser proclamado de forma automática por "candidatura única". Un homólogo suyo en una de las provinciales no ocultaba su sorpresa. "¿Pero no hay elecciones?" No ha hecho falta, nadie iba a disputarle el cargo a quien se aupó como un empresario de referencia por el tirón de Construcciones Fontenla, la empresa familiar que se entregó al concurso tras sucumbir al vendaval de la crisis. "Ninguna sorpresa", confesaba otro alto directivo de la patronal gallega. "Lo que está claro es que ahí él tiene el control". Logró que en los pasados comicios sus vocales votaran en bloque a favor de Antonio Dieter Moure, nada que ver con los votos desperdigados de Pontevedra y Ourense por los opositores de Jorge Cebreiros y José Manuel Pérez Canal. Sucedió lo mismo para la aprobación de las cuentas de 2014 y 2015. Eran la herencia de su gran antagonista, José Manuel Fernández Alvariño, y se abstuvo para no precipitar el colapso de la CEG. En A Coruña no tiene oposición, o al menos no se prodiga públicamente.