El exbanquero gallego Mario Conde (en prisión desde el mes de abril por un presunto delito de blanqueo de capitales) creó un entramado propio del crimen organizado para simular una situación de insolvencia y eludir así tanto el pago de sus responsabilidades penales por las que fue condenado en los casos Banesto y Argentia Trust como sus obligaciones con Hacienda, según consta en el sumario de la operación Fénix.

Según la Unidad de Delitos Económicos y Financieros (UDEF), Conde puso en marcha un entramado de sociedades y personas, que dirigía con los mismos métodos habitualmente utilizados por el crimen organizado, y cuya finalidad era eludir el pago de sus deudas con la Justicia, burlar al Fisco y esconder su verdadero patrimonio y el origen de su alto nivel de vida.

El expresidente de Banesto y su abogado, Francisco Javier de la Vega, guardaban 131.400 euros en efectivo en sus respectivos domicilios, que fueron incautados por los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) durante el registro de ambas residencias.

Mientras simulaba carencia de bienes, Conde tenía un tren de vida incompatible con "los pocos ingresos" que decía tener: disfrutaba de un yate de nueve metros de eslora y de seguridad privada, amén de poseer diversos bienes inmobiliarios y empresariales. La Guardia Civil sospecha que el expresidente de Banesto mantiene aún "fondos opacos" fuera del país, por lo que lo su red sería "transnacional", y en la investigación colaboran varios países. Sus empresas de cosmética debían seis nóminas a sus 20 empleados.