El Banco de España ha mejorado tres décimas su previsión de déficit para este año, hasta el 4,1% del PIB, aunque se encuentra aún por encima del objetivo del 3,6% que ha establecido el Gobierno, y mantiene en el 3,4% el déficit de 2017, que no bajará del 3% hasta 2018 (-2,9%), según las nuevas proyecciones de la autoridad monetaria.

Las estimaciones del Banco de España empeoran las establecidas por el Gobierno, que estima una caída del déficit hasta el 2,9% en 2017 y al 2,2% en 2018 debido, según explica, a que sus previsiones recogen incrementos "más moderados" de los ingresos públicos y del PIB nominal, mientras que el aumento nominal del gasto público asumido (del 1,9% en promedio entre 2016 y 2018) es similar a las proyecciones oficiales.

En las proyecciones macroeconómicas para el periodo 2016-2018, publicadas, la entidad explica que las diferencias con respecto a los objetivos oficiales se deben fundamentalmente a que recogen incrementos más moderados de los ingresos públicos y del PIB nominal.

El Banco de España señala que se mantiene la incertidumbre en torno al proceso de consolidación presupuestaria, tanto en lo que tiene que ver con su intensidad y pauta temporal, como en lo relacionado a su composición, con lo que los cambios en la política fiscal pueden llegar a suponer un riesgo a la baja para la actividad económica.

La entidad solo incorpora las decisiones impositivas ya aprobadas o con una alta probabilidad de serlo, sobre todo en un contexto como el actual "caracterizado por una notable incertidumbre acerca del curso futuro de la política presupuestaria".

La proyección para 2016 ha mejorado respecto a la de marzo, al incorporar la información de la Actualización del Programa de Estabilidad, que incluye medidas adicionales de control del gasto público por valor de 3.500 millones de euros, de los que 2.000 millones se corresponden con el ajuste presupuestario del Estado y el resto con medidas que se esperan que adopten las autonomías.

En sus proyecciones, el Banco de España asume que el tono de la política fiscal será neutral en promedio en el horizonte de proyección, después de que en 2015 tuviera un signo expansivo.

Los supuestos fiscales sobre los se han elaborado las proyecciones -unidos a otros como el precio del petróleo, los tipos de interés y la evolución de las exportaciones- tendrán en términos globales una repercusión negativa en el ritmo de avance del PIB hasta 2018.