El mutismo de Alcoa sobre el proceso de búsqueda de un comprador, socio o una alianza estratégica para las fábricas que tiene en A Coruña, San Cibrao (Lugo) y Avilés (Asturias) ha despertado el temor de los trabajadores coruñeses a un cierre, como el que la multinacional aluminera anunció en 2014 -para A Coruña y Avilés- tras no adjudicarse las "suficientes" primas al recibo eléctrico por reducir o cesar su consumo energético en caso de emergencia (interrumpibilidad) para producir a "precios competitivos". Desde que el lunes de la semana pasada trascendió su plan de buscar un comprador para sus tres plantas españolas, el grupo estadounidense insiste en que baraja "todas las posibilidades", pero evita "especular" sobre si el cierre de las factorías es una de ellas. "Desde el principio hemos dicho que el objetivo es que las fábricas tengan el mejor futuro posible", destacó ayer sin embargo la portavoz de Alcoa en España.

Estas mismas fuentes descartan que la aluminera haya concluido su proceso de revisión de activos para reducir costes e incrementar su competitividad, como según los trabajadores, aseguraron los responsables del grupo en el pleno del Eurofórum de Alcoa del pasado 16 de febrero -un órgano con representación de la dirección y las plantillas de todos los países europeos en que está presente-. La firma detalla ahora que lo que concluyó -con el cierre de varias fábricas en Estados Unidos- fue el proceso de reducción de capacidad y producción.

Los cuatro representantes que los trabajadores españoles tienen en el Eurofórum (dos de A Coruña y otros dos de San Cibrao) estudian sin embargo demandar a Alcoa porque alegan que la legislación le obliga a informar de procesos de venta como el abierto en España antes de iniciarlo. Éste, alega la compañía, guardaría relación con los altos precios de la electricidad que paga la industria intensiva en consumo eléctrico y con la necesidad que la multinacional dice tener para reducir costes de producción en todo el mundo.

En una línea similar a la de la firma se manifestó ayer su presidente en España, Rubén Bartolomé, durante su encuentro con el comité de empresa de Avilés, el que cierra la ronda de visitas que mantuvo esta semana con los trabajadores afectados por la eventual venta de las factorías. El directivo explicó que el objetivo de la multinacional en este análisis de futuro para las plantas es buscar la sostenibilidad del sector del aluminio en España y lograr una tarifa eléctrica competitiva. Como en las visitas a A Coruña y San Cibrao, la respuesta del máximo responsable de Alcoa en el país decepcionó a los trabajadores, que acusan al grupo de "no jugar limpio" con su plantilla. "Creemos que Alcoa no está jugando limpio con los trabajadores y no nos está transmitiendo de verdad en qué situación estamos", dijo el presidente del comité de Avilés, José Manuel Gómez de la Uz, quien añadió que Bartolomé evita dar detalles pero no quiere que la plantilla se centre "en cosas que no son".