El Banco Popular perdió ayer el 26,49% de su valor en Bolsa tras anunciar el lanzamiento de una macroampliación de capital por un importe de 2.500 millones de euros, similar a la operación análoga que acometió en 2012, en plena recesión.

La entidad atribuyó la decisión a la pretensión de elevar desde el 38% al 50% la cobertura de sus créditos morosos y de reducir en 15.000 millones los activos improductivos que arrastra el banco por su exposición al sector inmobiliario (acrecentada tras la absorción del Banco Pastor en 2012), y al propósito de reforzar sus recursos propios y mejora de las ratios de solvencia, que aspira a acrecentar del 10,8% al 12% (en términos del indicador "CET1 fully loaded") y de retorno sobre el capital tangible (ROTE) , que pretende mejorar del 3% a más del 9%.

La operación, que se acompañará de la suspensión del dividendo hasta 2017, se produce en un contexto de gran dificultad para el negocio bancario, con tipos de interés negativos, estrechamiento de márgenes, eliminación por sentencia judicial de las cláusulas suelo, mora descendente pero aún muy alta, crecientes exigencias de capital y de solvencia por los reguladores, exceso de empleo y oficinas (que fueron dimensionados para la etapa de la "burbuja") pese a los recortes ya realizados por el sector, amenaza de desaceleración económica internacional y dudas sobre el sistema financiero de Italia y Portugal, que podrían contagiar los recelos a otros países.

La doble decisión del banco de acometer una relevante captación de recursos y de suprimir el dividendo este año, hundió su cotización a niveles de 1992 y se transmitió al conjunto de la banca española, que, salvo Bankinter, cedió entre el 0,8% y el 5%.

La caída del Popular obedece al temor de los inversores a que la operación esté reflejando un empeoramiento del negocio bancario, a la constatación de la insuficiencia de la ampliación que hizo la entidad hace cuatro años y al efecto dilutivo de toda captación de capital, lo que mermará la rentabilidad por título, al menos a corto plazo. La entidad aumentará en más del 30% su número de acciones con la emisión de 2.004 millones de títulos nuevos, con derecho preferente de suscripción para los actuales inversores.

El presidente del Popular, Ángel Ron, sostuvo que la ampliación permitirá al banco acelerar la desinversión de activos no rentables, potenciar las fortalezas de su modelo de negocio y acrecentar la capacidad de adaptarse de la entidad a la "muy compleja" situación del sector. "Nos permitirá disipar dudas sobre nuestras coberturas relativas", dijo. Y aseguró que contribuirá a mejorar la rentabilidad futura del grupo, recuperando el reparto a los accionistas del 40% del beneficio. Ron dijo que la operación "va a tener éxito".

Las nuevas coberturas podrían alcanzar los 4.700 millones de euros, lo que podría derivar en pérdidas contables para el presente ejercicio. "Sí, es probable que cerremos el año con pérdidas, pero vamos a tener un nivel de capital y una solvencia muy altos", reconoció.

Fusiones

Según informó Expansión, el Popular optó por captar capital tras no haber prosperado los contactos que, por mediación de su accionista mexicano Antonio del Valle, habría mantenido la cúpula del banco madrileño con la alta jefatura del Sabadell en varias ciudades. El Sabadell aseguró ayer que no hubo negociaciones de fusión entre ambas entidades. Medios bancarios dieron por hecho que eso no excluye que haya podido haber contactos y sondeos informales. El Sabadell arrebató durante la crisis al Popular la quinta plaza del "ranking" bancario español. Antes, en 2006, hubo ofertas de fusión que el Popular rechazó para seguir en solitario y porque el Sabadell aspiraba a liderar la integración resultante.