Alcoa parece haber dado con la solución a los problemas de competitividad que los costes eléctricos generan en sus factorías españolas. La multinacional aluminera prepara la venta de las fábricas de A Coruña, San Cibrao (Xove, en Lugo) y Avilés, las únicas tres que mantiene en España de las diez que compró hace 18 años a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) por menos de 400 millones y actualmente dan trabajo directo a unos 2.000 operarios; casi 400 de ellos, en A Coruña y otros 1.200, en Lugo. Los trabajadores esperaban algún movimiento por parte de Alcoa desde que hace más de un año empezó a alertar de los altos costes energéticos y vuelven a denunciar que la compañía apenas ha invertido en las tres fábricas desde que las compró, en 1998.

La operación de venta está en su fase inicial, con la evaluación y auditoría de los tres centros de trabajo por parte de los grupos interesados en presentar ofertas, según adelantó ayer el diario "Expansión", que sostiene que la multinacional ha contratado los servicios del banco de negocios Goldman Sachs para auditar y hacer una valoración de los centros de trabajo. La dirección de Alcoa en España no confirma que así sea, pero tampoco lo desmiente y se limita a asegurar que de momento no hay una "decisión tomada" y que cuanto se produzca, se transmitirá a los trabajadores. "Alcoa está analizando todas las opciones para que las fábricas tengan el mejor futuro posible", añadió ayer una portavoz. La noticia se produce además semanas después de que los empleados de las factorías asistieran con inquietud a la llegada de representantes de empresas externas que visitan las fábricas y que fuentes sindicales identifican como posibles compradores.

Fuentes próximas a los sindicatos aseguran que al menos hay cuatro grupos inversores interesados en la adquisición en bloque de las tres factorías. Se trata tanto de fondos de inversión como de grupos industriales y entre ellos, según la misma versión, se encuentra Aludium, la marca que gestiona tres plantas que pertenecieron a Alcoa y que la multinacional estadounidense vendió en el año 2014 al fondo de inversión Atlas Holding: las de Amorebieta, Alicante y la francesa de Castelsarrasin. Fue el vicepresidente del comité de empresa de Alcoa en A Coruña, Nazario Arias, quien anunció el interés de Aludium en la compra. "Vino a la planta el representante de una empresa a la que Alcoa vendió una planta en Alicante", dijo ayer en declaraciones a la agencia Efe.

Alcoa barrunta desde 2013 la venta de sus plantas españolas, al menos las de A Coruña y Avilés, según confirmaron a este periódico fuentes del sector tiempo atrás. La multinacional nunca lo reconoció pero tampoco lo negó y sigue manteniendo la misma postura. Fuentes del sector sostienen que el proceso de venta se antoja arduo y complejo y de hecho, no es la única posibilidad, puesto que según la propia compañía se están analizando "distintas opciones". Fuentes del sector aluminero apuntan que la multinacional estudia la venta de las fábricas o la firma de una alianza.

Tanto el comité de empresa de A Coruña como el de San Cibrao afrontan el futuro con la misma incertidumbre con la que trabajan desde hace dos años, en los que la dirección de Alcoa en España ha alertado en numerosas ocasiones de la complejidad de mantener la rentabilidad de las fábricas pero sin concretar sus planes de futuro.

"A nosotros nos da igual llevar el logotipo de Alcoa en la ropa de faena o el de cualquier otra empresa, siempre que garantice un plan industrial con futuro", explica el presidente del comité de Alcoa en A Coruña, Juan Carlos López Corbacho, quien apunta a la necesidad de trabajar en la reducción del recibo eléctrico para asegurar el futuro de los centros de trabajo.

La multinacional norteamericana ya amenazó con cerrar las factorías de A Coruña y Avilés en 2014 por sus altos costes energéticos, después de que el Ministerio de Industria implantase un sistema de subastas para repartir las primas o bonificaciones al recibo eléctrico que cobran los grandes consumidores industriales por estar dispuestos a reducir o cesar su abastecimiento eléctrico en caso de emergencia o apagón (interrumpibilidad). En aquella primera puja, Alcoa no obtuvo los descuentos necesarios para "garantizar" que pudiera producir a un precio competitivo -los costes eléctricos representan el 40% de todos los de producción de las plantas-, y la amenaza de despidos llevó al Gobierno a convocar una subasta extraordinaria. Tras la última subasta eléctrica, celebrada en septiembre pasado, Alcoa adelantó la posibilidad de nuevos ajustes en 2016. "Los precios del aluminio se encuentran a niveles de hace seis años; la compañía va a analizar la situación e informará lo antes posible", señalaron fuentes de la multinacional en septiembre del año pasado. Desde entonces no se han pronunciado, y la firma se encuentra en plena reestructuración mundial.

Este proceso de venta de las plantas gallegas de Alcoa inquieta a los trabajadores más por las escasas inversiones que recibieron las factorías en los últimos 18 años que por su capacidad para ser viables. Si el comprador está dispuesto a invertir para mantener la actividad, las factorías podrían defenderse en el mercado, pero si el comprador busca una rentabilidad inmediata o las compra para cerrarlas, "será un desastre para la industria de España, y especialmente para Galicia", como asegura José Antonio Zan, secretario de la sección sindical de Comisiones Obreras en Alcoa San Cibrao.