Entre diciembre de 2004 y el mismo mes de 2005 el valor de las transacciones de la vivienda en Galicia aumentaron un 40%, y la subida continuó con un 10% al año siguiente. Ni siquiera el mercado de renta variable (o Bolsa), que se revalorizó un 32% en 2006, podía ofrecer una rentabilidad similar con plena seguridad. Un inversor podía comprar un piso en enero y deshacerse de él en diciembre con un beneficio del 13% en 2005, el 9,5% en 2006 o el 2,14% en un 2007 que veía las orejas al lobo. Y estos porcentajes corresponden a Galicia, una de las comunidades menos expuestas a la fiebre constructora. Pero se acabó el milagro español, como calificaron el fenómeno de crecimiento de la economía nacional medios como el Financial Times, y el valor de la vivienda se deshizo casi un 30% de media. Se acabó la financiación, la rentabilidad desapareció y el mercado se colapsó con un stock de viviendas vacías que alcanzó las 649.780 en 2009. Por necesidad o virtud, el ladrillo ofrece ahora mecanismos para aprovecharse de su incipiente recuperación sin tener que hipotecarse.

| El alquiler. Aunque la cultura del arrendamiento en España todavía es una adolescente en comparación con la media europea, el alquiler se incrementó un 8,5% en 2015 en Galicia frente al avance del 3,2% que experimentó la compraventa de vivienda. De acuerdo a los últimos datos de la oficina estadística europea, Eurostat, el 21,2% de los españoles viven de alquiler, cuatro puntos porcentuales más que hace tres años (17%). Esta tasa la duplican casi todo el abanico de los países nórdicos o con más renta: Alemania (47,5%), Austria (42,8%), Dinamarca (36,7%), Reino Unido (35,2%), Francia (34,9%), Países Bajos (33,1%) y Suecia (30,7%).

Si se es propietario de una vivienda son más los motivos que animan a decantarse por el alquiler que por la venta. En primer lugar, porque en 2015 la rentabilidad del alquiler en España fue del 8,8%, frente al 2,8% que se encareció la vivienda de segunda mano, el 1,79% de la deuda pública a diez años o las pérdidas del Ibex, que superaron el 7%. Si no tiene urgencia, y teniendo en cuenta que en Galicia hacen falta 25 años para rentabilizar la compra de un piso, el alquiler es una buena opción. Y en ciudades como Vigo, con escasez de oferta y gran movilidad de la fuerza laboral, mejor todavía.

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| Las socimis. Las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (socimis) son un vehículo de inversión restringido a la hora de configurarlo pero abierto a cualquier tipo de ahorrador. Se necesitan cinco millones de euros para crear una, y los activos inmobiliarios tienen que estar destinados al alquiler. Una vez que la socimi empieza a cotizar es cuando ofrece oportunidades y rentabilidad a quien quiera arriesgar su dinero. La renta variable no está exenta de fluctuaciones, y una socimi de referencia Merlin ha perdido un 7,9% de su valor en Bolsa en el último mes, mientras que Trajano Iberia se ha revalorizado casi un 3% en el mismo periodo.

| El crowdfunding. Es la "democratización plena" de la inversión inmobiliaria, como sostienen sus promotores. Housers es la primera plataforma operativa de crowdfunding inmobiliario de España, y esta semana acudió a Vigo para presentarse. El concepto es sencillo: la firma selecciona una serie de activos para ser adquiridos por los inversores que deseen entrar en el proyecto. "La gran mayoría de estos inmuebles proceden de particulares y muchos de ellos necesitan una reforma integral", explican, para después reformarlos, ponerlos en alquiler y venderlos cuando las condiciones del mercado sean las mejores. Housers suma ya 10.172 usuarios en España y activos por valor de más de cinco millones de euros. Según su página web la rentabilidad neta es del 3,65%. Un ejemplo: un edificio en Chamberí (Madrid) adquirido por 350.000 euros por 285 personas (a menos de 1.300 euros por cabeza) y una hipoteca de 94.500 euros. El objetivo es, con la venta del inmueble, alcanzar una rentabilidad del 86,32%.