El sector pesquero domó con las granjas acuícolas los caprichos del mar, que democratizaron el acceso al consumidor de productos tradicionalmente prohibitivos como el rodaballo (18,26 euros el kilo en las lonjas gallegas en lo que va de año) o el langostino (a 30 euros kilo el salvaje procedente de Angola o Mozambique). En el supermercado es posible adquirir ambos productos de Pescanova por unos once euros el kilo de rodaballo entero (producido en Xove y Mira) y a 15 la caja de vannamei (procedente de Latinoamérica). Y es el mercado de crustáceos el que más alegrías reporta al grupo de Chapela, que se erigió en 2015 como el sexto productor mundial con 34.000 toneladas exportadas desde las cinco granjas que tiene en Ecuador, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Pescanova se mantiene así en este top ten pese a haber perdido más de quince puestos en el ranking de industrias pesqueras tras haber entrado en concurso de acreedores.
Son datos del informe Top 40 Farmed Shrimp Exporters del portal especializado Undercurrent News, que cita fuentes de la compañía. Es la primera vez que este medio realiza un estudio sobre la producción de langostino acuícola con lo que no hay información comparable, pero otros estudios situaron al grupo Pescanova en 2011 en el "segundo o tercer" puesto del ranking mundial. El incremento de la competencia, la falta de inversión del grupo y la recuperación de las granjas asiáticas tras haber sufrido el virus EMS (early mortality syndrome o síndrome de mortalidad temprana) durante más de dos años. Charoen Pokphand Foods, Thai Union Frozen (Tailandia), Zhanjiang Guolian, Evergreen Aquatic (China) o Minh Phu Seafood (Vietnam) han rebasado o alcanzado a la firma gallega.
La productividad
Ecuador, donde la compañía opera con la filial Promarisco (y la absorbida El Rosario), más prolífico para el grupo en el cultivo de langostino vannamei. Pescanova vendió 1.300 hectáreas en pleno concurso por 13,8 millones de euros (y plusvalías de 0,5 millones), con lo que se quedó con unas 3.200 hectáreas, de acuerdo con la información aportada en su día por la empresa a FARO. Las exportaciones de Promarisco alcanzaron las 20.000 toneladas en 2015 por un valor de 61,4 millones de euros, un 3% más que el año anterior. Al margen de la producción propia que abastece las plantas de elaborados de Pescanova, la compañía adquiere producto y alcanza volúmenes de venta finalista de más de 60.000 toneladas cada año.
Según las estimaciones del sector la filial de Nicaragua exportó 4.000 toneladas pese a ser la más extensa en superficie (5.553 hectáreas) con la suma de las filiales Camanica y Serviconsa, lo que la convierte en el país menos productivo. Entre 2007 y 2013 Pescanova invirtió en la primera de ellas 136,8 millones de euros y llegó a producir más de 10.800 toneladas en este país. La crisis de liquidez durante el concurso llegó a provocar problemas de alimentación de la biomasa en los tanques y está ahora en fase de recuperación. Honduras es, con unas 220 hectáreas y una producción de unas 2.000 toneladas -según los últimos datos facilitados por la empresa-, el país con menor producción y capacidad del grupo.
De acuerdo a la memoria anual de 2014 -la de 2015 no ha sido facilitada por Nueva Pescanova-, la acuicultura aportó el 50% del volumen de ventas con 451,6 millones de euros, y el 41% del Ebitda, con otros 25,9 millones. La auditora Deloitte otorgó al negocio del langostino de cultivo, en el que la multinacional invirtió 379,27 millones de euros entre 2007 y abril de 2013, un valor neto contable de casi 370 millones de euros. El mal momento por el que atravesó la empresa provocó todo tipo de ofertas sobre sus activos acuícolas latinoamericanos, y hasta se llegó a plantear desde Chapela la venta del 50% a Charoen Pokphand. El plan de viabilidad del grupo -con escasa validez para el actuar equipo gestor de Nueva Pescanova- reflejó que apenas un 3% de las ventas las aporta el otro negocio acuícola, el del rodaballo.
