Los principales protagonistas del anuncio de este nuevo modelo para Balaídos son los trabajadores de la planta del Grupo PSA en Vigo, que aplaudieron la "gran noticia" que supone el anuncio ayer de Carlos Tavares, patrón de la firma, si bien coinciden en reclamar que éste sea acompañado de mejoras en las condiciones laborales y salariales de los empleados.

El portavoz de UGT, Rubén Pérez, destacó que el lanzamiento permitirá a Vigo mantener "el actual aparato industrial de dos líneas y recuperar tasas de empleo perdidas en los últimos años", aunque avisó de que esto no implica que vayan a abrir la contratación "de par en par" ni de forma inmediata.

Por su parte, el representante de CC OO, Santiago García, también valoró "muy positivamente" la adjudicación del vehículo, lo que consideró como "una recompensa a todos los esfuerzos de la plantilla realizados en los últimos años", que permitirá garantizar "el sistema biflujo y los puestos de trabajo en 10 años".

Ambos sindicatos indicaron que en el encuentro celebrado en la mañana de este miércoles -CIG y CUT decidieron no ir- trasladaron a Tavares la necesidad de que este nuevo modelo ofrezca "la oportunidad de discutir y mejorar las condiciones sociales, económicas, laborales" en Vigo y aumentar la contratación.

Así las cosas señalaron que con la previsión de una producción anual de alrededor de medio millón de unidades con los nuevos vehículos y después de "todos los esfuerzos hechos hasta la fecha", "hay que hablar de recuperar empleo, de mejoras sociales y de abordar el resto de condiciones".

De hecho, adelantaron que cuando acabe la vigencia del actual convenio colectivo iniciarán las negociaciones. "Los esfuerzos realizados en materia económica y productiva se tienen que recompensar", sentenciaron en declaraciones a Europa Press, antes de reiterar la exigencia de recuperar sus condiciones laborales y limitar y reducir los ritmos de trabajo.

Por su parte, los sindicatos CIG y CUT no asistieron a la reunión con Tavares porque, indicaron, no se les iba a dar a los sindicatos la oportunidad de intercambiar reflexiones y valoraciones con Tavares y no querían apoyar "un acto protocolario de marketing".

De hecho, la CIG añadió que se negó a asistir porque no puede "estrechar la mano de quien viene produciendo en tiempo récord tanta injusticia económica y social". "Nuestra memoria nos hace ser cautelosos", apostilló.

Los dos sindicatos, que rechazaron firmar el último convenio colectivo así como el acuerdo de EREs -uno extintivo y dos temporales- y de medidas de flexibilidad, reiteraron que las prácticas laborales en Vigo "son desproporcionadas" y aunque consideran que el anuncio de nuevos modelos "siempre es bueno", se mostraron recelosos.

Así, Vítor Mariño, de la CUT, explicó que cree "que no se va a dar" un aumento en la contratación ni la carga de trabajo, y criticó que lo que puede acarrear es "una competencia voraz de las auxiliares" y ajustes a sus trabajadores. Además, remarcó que quedan "muchos años vista" hasta que arranque el nuevo modelo, por lo que ve posible que no se haga efectivo.