Shanghai Kaichuang pasó de lograr un resultado neto de 14,3 millones de euros en 2014 a perder casi 15 millones el año pasado. La compañía acaba de adquirir la conservera viguesa Hijos de Carlos Albo por algo menos de 61 millones de euros y, hasta este momento, su experiencia como operadora en el sector pesquero se limitaba a la parte extractiva y comercializadora. La caída del precio del atún en primera venta, el aumento del coste de las licencias y la atonía del comercio -factores que explican sus números rojos, según la compañía- brindan ahora al grupo chino la "oportunidad histórica" de dar un giro a su modelo de negocio con Albo como palanca de cambio. El personal directivo que pilotará esta transición, y en particular su macrofactoría de atún en China, recibirá formación en las instalaciones de Jacinto Benavente en Vigo.
"La compañía tiene previsto organizar un programa de prácticas a corto plazo en Albo, columna vertebral de la empresa", para recibir "orientación en la gestión técnica y de procesado", de acuerdo a la información oficial facilitada por Shanghai Kaichuang a los inversores. Para el holding asiático la experiencia de Albo en la industria de elaboración y la suya propia en la pesca de altura ofrece una combinación perfecta para "obtener sinergias" y promover el desarrollo de las dos patas del negocio: la extractiva y la de transformación. Como avanzó FARO, la conservera viguesa será la cabecera de un plan industrial de más de 112 millones de euros (840 millones de yuanes) y que incluirá la construcción en Daishan (condado de Zhoushan) de una factoría de procesado de atún de 46.144 metros cuadrados.
La elección de Albo para lanzar este proyecto se debió, tal y como especifica su comprador, a su "gran posicionamiento" en el mercado de alta gama de alimentos en conserva, así como su "posición de ventaja" en el mercado español y su "marca de prestigio y buena reputación con más de un siglo de historia". Será este último activo, la enseña Albo, la que ponga cara a una "cadena industrial" con la que Shanghai Kaichuang quiere convertirse en un operador de referencia en el mercado de túnidos en Asia. "La compañía -continúa en un informe que analizó ayer su consejo de administración- ha creado un equipo profesional para cumplir con las previsiones" estipuladas en su plan de viabilidad, que deberá ser aprobado en junta de accionistas el 30 de mayo. "En 2018 ya se podrá ofrecer retorno a los accionistas", asegura la compañía. Albo lo hará desde el primer día.
Para llegar a los 112,44 millones que invertirá en la operación -la adquisición de Albo se abonará en cash- el grupo ha creado una filial que cotizará en la Bolsa de Shanghái para capitalizarse, y aportará financiación por unos 36,6 millones a Albo a 60 meses para reforzar su expansión. Porque Shanghai Kaichuang da por hecho que hay mucho potencial en el mercado chino para la venta de atún elaborado, pero para crecer a nivel internacional necesita reforzar Albo para que ésta asuma más producción, nuevos lanzamientos y mercados. China no es, de momento, un gran consumidor de esta especie ("el país se acaba de iniciar en el consumo de atún"), pero "la demanda en el mercado global es estable y el consumo en los países en desarrollo crece rápidamente".
Aquí está la tercera pata del proyecto: la alianza comercial con el gigante norteamericano Tri Marine, como avanzó en exclusiva FARO. Participado por Bolton Group (dueño de Garavilla y accionista mayoritario en Calvo), Shanghai Kaichuang quiere que su aliado ponga a su disposición su amplia red de ventas a nivel global. El know-how y la marca los pondrá, desde Vigo, Hijos de Carlos Albo; la producción extra de atún, que permitirá a la compañía "agigantar" su dimensión, saldrá de la macrofactoría de Zhoushan. Será cuatro veces la de Vigo y más grande que las de Calvo y Frinsa juntas.
